Page 141 - Comentarios_reales_1_Inca_Garcilaso_de_la_Vega
P. 141

provincia llamada  Hurin  Pacasa,  y redujesen  los  indios  que  por  allí  hallasen.
           El general y sus  capitanes fueron  como  se les  mandó,  y, con próspera fortuna,
           redujeron  los  naturales  que  hallaron  en  espacio  de  veinte  leguas  que  hay
           hasta 1a  falda  de  la  cordillera  y Sierra  Nevada  que  divide la costa  de  la  sie•
           rra.  Los  indios  fueron  fáciles  de  reducir,  porque  eran  behetrías  y gente  suel·
           ta,  sin  orden,  ley  ni  policía;  vivían  a  semejanza  de  bestias,  gobernaban  los
           que  más  podían  con  tiranía  y  soberbia;  y por  estas  causas  fueron  fáciles  de
            sujetar,  y  los  más  de  ellos  como  gente  simple,  vinieron  de  suyo  a  la  fama
           de  las  maravillas  que  se  contaban  de  los  Incas,  hijos  del  Sol.
                Tardaron  en  esta  reducción  casi  tres  años,  porque  se  gastaba  más  tiem•
           po en doctrinarlos, según eran  brutos, que  en  sujetarlos,  Acabada  la  conquista
           y  dejados  los  ministros  necesarios  para  el  gobierno  y  los  capitanes  y  gente
           de guerra para  presidio  y defensa  de lo  que  se  había  conquistado,  se  voÍvió
            el  general  y  sus  cuatro  capitanes  a  dar  cuenta  al  Inca  de  lo  que  dejaban
            hecho.  El  cual,  entre  tanto  que  duró  aquella  conquista,  se  había  ocupado  en
            visitar  su  reino,  procurando  ilustrarle  de  todas  maneras  con  aumentar  las
            tierras  de  labor:  mandó  sacar  nuevas  acequias  y  hacer  edificios  necesarios
            para  el  provecho  de  los  indios,  como  depósito,  puentes  y  caminos,  para  que
           las  provincias  se  comunicasen  unas  con  otras.  Llegado  el  general  y  los  capi·
            tanes  ante  el  Inca,  fueron  muy  bien  recibidos  y  gratificados  de  sus  trabajos,
            y  con  ellos  se  volvió  a  su  corte  con  propósito  de  cesar  de  las  conquistas,
           porque  le  pareció  haber  ensanchado  harto  su  Imperiq,  que  norte  sur  ganó
            más  de  cuarenta ieguas de  tierra y leste  hueste  más  de veinte  hasta  el  pie  de
            la  sierra  y  cordillera  nevada  que  divide  los  llanos  de  la  sierra:  estos  dos
            nombres  son  impuestos  por los  españoles,
                En el  Cuzco  fue  recibido  con  grande  alegría  de  toda la  ciudad,  que,  por
            su  afable condición,  mansedumbre  y liberalidad,  era  amado  en extremo.  Gas-
            tó lo  que le  quedó  de la  vida  en  quietud  y reposo,  ocupado  en  el  beneficio
            de  sus  vasallos,  haciendo  justicia.  Envió  dos  veces  a  visitar  el  reino  al  prín-
            cipe  heredero  llamado  Maita  Cápac,  acompañado  de  hombres  viejos  y  expe-
            rimentados,  para que  conociese los  vasallos  y  se  ejercitase  en  el  gobierno  de
            ellos.  Cuando  se  sintió  cercano  a  la  muerte,  llamó  a  sus  hijos,  y  entre  ellos
            al  príncipe  heredero,  y  en  lugar  de  testamento  les  encomendó  el  beneficio
            de  los  vasallos,  la  guarda  de  las, leyes  y  ordenanzas  que  sus  pasados,  por
            orden  de  su  Dios  y  padre el  Sol,  les  había  dejado,  y  que  en  todo  les  man-
            daba  hiciesen  como  hijos  del  Sol.  A los  capitanes  Incas  y  a  los  demás  cura-
            cas,  que  eran  señores  de  vasallos,  encomendó  el  cuidado  de  los  pobres,  la
            obediencia de  su  Rey.  A lo último  les  dijo  que  se  quedasen  en  paz,  que  su
            padre  el  Sol  le  llamaba  para  que  descansase  de  los  trabajos  pasados.  Dichas
            estas cosas  y otras semejantes,  murió  el  Inca Llague Yupanqui.  Dejó  muchos
            hijos  e  hijas  de  las  concubinas,  aunque  de  su  mujer  legítima,  que  se  llamó
            Mama  Cana,  no  dejó  hijo  varón  más  de  al  príncipe  heredero  Maita  Cápac  y
            dos  o  tres  hijas,  Fue  llorado  Lloque  Yupanqui  en  todo  su  reino  con  gran

                                            102
   136   137   138   139   140   141   142   143   144   145   146