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salió por el distrito de Collasuyu y caminó hasta su fortaleza llamada Pucara,
donde fue después el desbarate de Francisco Hernández Girón en la batalla
que llamaron de Pucara. De allí envió sus mensajeros a Paucarcolla y a
Hatuncolla, por quien tomó nombre el distrito llamado Collasuyu (es una
provincia grandísima que contiene en sí muchas provincias y naciones de-
bajo de este nombre Colla). Requirióles como a los pasados y que no re-
sistiesen como los de Ayauiri, que los había castigado el Sol con mortandad
y hambre porque habían osado tomar las armas contra sus hijos, que lo
mismo haría de ellos si cayesen en el propio error. Los Collas tomaron su
acuerdo juntándose los más principales en Hatun Colla, que quiere decir
Colla la Grande, y pareciéndoles que la plaga pasada de Ayauiri y Pucara
había sido castigo del cielo, queriendo escarmentar en cabeza ajena respon-
dieron al Inca que eran muy contentos de ser sus vasallos y adorar al Sol
y abrazar sus leyes y ordenanzas y guardarlas. Dada esta respuesta, salieron
a recibirle con mucha fiesta y solemnidad, con cantares y aclamaciones
inventadas nuevamente para mostrar sus ánimos.
El Inca recibió con mucho aplauso los curacas y les hizo mercedes de
ropa de vestir de su propia persona y les dio otras dádivas que estimaron en
mucho, y después, el tiempo adelante, él y sus descendientes favorecieron
y honraron mucho estos dos pueblos, particularmente a Hatun Colla, por
el servicio que le hicieron en recibirle con ostentación de amor, que siempre
los Incas se mostraron muy favorables y agradecidos de semejantes servicios
y lo encomendaban a los sucesores, y así ennoblecieron, el tiempo adelante,
aquel pueblo con grandes y hermosos edificios, demás del templo del Sol y
casa de las vírgenes que en él fundaron, cosa que los ihdios tanto estimaban.
Los Collas son muchas y diversas naciones, y así se jactan descender
de diversas cosas. Unos dicen que sus primeros padres salieron de la gran
laguna Titicaca; teníanla por madre, y antes de los Incas la adoraban entre
sus muchos dioses, y en las riberas de ella le ofrecían sus sacrificios. Otros
se precian venir de una gran fuente, de la cual afinnan que salió el primer
antecesor de ellos. Otros tienen por blasón haber salido sus mayores de
unas cuevas y resquicios de peñas grandes, y tenían aquellos lugares por
sagrados, y a sus tiempos los visitaban con sacrificios en reconocimiento de
hijos a padres. Otros se preciaban de haber salido el primero de ellos de
un río: teníanle en gran veneración y reverencia como a padre; tenían por
sacrilegio matar el pescado de aquel río, porque decían que eran sus her-
manos. De esta manera tenían otras muchas fábulas acerca de su origen y
principio, y por el semejante tenían muchos y diferentes dioses, como se
les antojaba, unos por un respecto y otros por otro. Solamente en un Dios
se conformaron los Collas, que igualmente le adoraron todos y lo tuvieron
por su principal dios, y era un carnero blanco, porque fueron señores de
infinito ganado. Decían que el primer carnero que hubo en el mundo alto
(que así llaman al cielo) habfa tenido más cuidado de ellos que no de los
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