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lo que podía, así por honrar y servir a su Dios como por lisonjear a sus
Reyes, que se preciaban ser hijos del Sol. Por lo cual todos aquellos templos
de las provincias también estaban chapados de oro y plata, que competían
con el del Cuzco.
Los parientes más cercanos de los curacas eran los sacerdotes de los
templos del Sol. El Sumo Sacerdote, como obispo de cada provincia, era
Inca de la sangre real, por que los sacrificios que al Sol se hadan fuesen con-
forme a los ritos y ceremonias del Cuzco y no conforme a las supersticiones
que en algunas provincias había, las cuales vedaron los Incas, como sacrificar
hombres y mujeres y niños y comer la carne humana de aquellos sacrificios
y otras cosas muy bárbaras que dijimos tuvieron en su primera gentilidad.
Y por que los súbditos no se volviesen a ellas les obligaban a que tuviesen
por Sumo Sacerdote un Inca, que es varón de la sangre real.
También se lo daban por honrar a los vasallos que, como en muchas
partes lo hemos dicho, estimaban en mucho les diesen Incas por superiores,
así para sacerdotes en la paz como para capitanes en la guerra, por que era
hacer a los inferiores miembros de aquellas cabezas. Y esto basta para lo
mucho más que de aquel riquísimo templo pudiera decir otro que supiera
ponerlo mejor en su punto.
CAPITULO XXV
DEL FAMOSO TEMPLO DE TITICACA Y DE SUS
FABULAS Y ALEGORIAS
NTRE OTROS templos famosos que en el Perú había dedicados al Sol,
E que en ornamento y riqueza de oro y plata podían competir con el del
Cuzco, hubo uno en la isla llamada Titicaca, que quiere decir sierra de plomo:
es compuesto de titi, que es plomo, y de caca que es sierra; hanse de pro-
nunciar ambas sílabas caca en lo interior de la garganta, porque pronunciada
como suenan las letras españolas quiere decir tío, hermano de madre. El
lago llamado Titicaca, donde está la isla, tomó el mismo nombre de ella, la
cual está de tierra firme poco más de dos tiros de arcabuz; tiene de circuito
de cinco a seis mil pasos, donde dicen los Incas que el Sol puso aquellos sus
dos hijos varón y mujer, cuando los envió a la tierra para que doctrinasen y
enseñasen la vida humana a la gente barbarfsima que entonces había en
aquella tierra. A esta fábula añaden otra de siglos más antiguos: dicen que
después del diluvio vieron los rayos de Sol en aquella isla y en aquel gran
lago primero que en otra parte alguna. El cual tiene por parte setenta y
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