Page 214 - Egipto Tomo 1
P. 214

MEMPHIS. LAS PERAMTDES          203
               á bien indicarle. Desde  el  sitio en que nos hallábamos, distinguíamos periectamente  la
               pirámide escalonada: en cambio otros muchos monumentos que debieron existir en su»
               cercanías,  de  los  cuales teníamos exacta  noticia por circunstanciadas descripciones, no
               pudimos encontrarlos ni aún con auxilio de los encargados de su guarda, pues la infatigable
               arena de que Mariette consiguiera limpiarlos ha acabado por envolverlos nuevamente.
                 Como dejamos dicho, desde las ruinas de Memphis habíamos ya distinguido la pirámide
               escalonada y deseosos de trasladarnos al lugar en que se levanta, emprendimos el camino
               en dirección al Sudoeste. Compónese,  si me es lícito expresarme en estos términos, de seis
               pisos distintos, el último de los cuales, que es algo mayor que los otros, mide por si sólo
               11’50 metros. Examinándola de cerca y con la atención debida, puede observarse que se
               distingue no poco de sus hermanas bajo  diferentes  aspectos,  tales como no  hallarse
               orientada en correspondencia con los puntos cardinales; no ser su base un cuadrado, sino
               un rectángulo; y haber tenido en otro tiempo un muro en derredor. En cuanto á su interior
               puede sin exageración decirse que es completamente original, y ateniéndonos á la descrip-
               ción del general prusiano Minutoli que la exploró detenidamente, podemos decir, que al
               revés de lo que se acostumbraba en construcciones de la naturaleza de la que nos ocupa,
               encuéntrase practicada á la parte del Sud una de sus  cuatro puertas de  entrada; que
               tiene dos cámaras cuyas paredes se hallan revestidas de una especie de mosaico formado
               de placas de porcelana verde incrustadas en el estuco; y que sus techos se hallan adornados
               con estrellas. Lo mismo las cámaras que los pasadizos hállanse casi del todo obstruidos
               por fragmentos de vasos de mármol y alabastro, restos de sarcófagos y piedras esculpidas
               que se han desprendido del techo y de las paredes laterales. Un cráneo completamente
               dorado, un calzado, dorado también, y otros restos no ménos interesantes, procedentes de
               las exploraciones practicadas en dicho monumento por el general antes nombrado, sumer-
               giéronse en  el mar frente al rio Elba, con  el buque que los conducia.
                 Lo que un elemento preserva aniquílalo otro en provecho del tiempo destructor. Esta
               misma orgullosa construcción, está amenazada de próxima ruina, derrumbándose sobre
               la sólida base que  la sustenta: no es extraño, pues constituye la montaña más vieja de
               cuantas la rodean, habiendo visto pasar sobre  sí mayor número de siglos que otra obra
               alguna salida de  la mano del hombre.
                 La pirámide de Ko-chomé, ó del Toro negro, según todo parece indicarlo, debió ser
               construida en tiempo de los reyes de la primera dinastía. El mismo nombre de Ko-chomé
               lleva una de las partes de la necrópolis de Sakkara, y admitiendo como cierta la opinión
               de Mariette, durante todo  el tiempo  del antiguo imperio, los venerables restos del buey
               sagrado Apis, debieron ser depositados y conservados en  las cámaras  interiores de  la
               pirámide escalonada, hecho que explicaría plausiblemente  el nombre de Ko-chomé, en
               egipto Ka-kham, que quiere decir Toro negro. No es esta ocasión oportuna para explicar
               con  la detención debida las razones que existen en apoyo de  la remotísima antigüedad
               de este monumento; contentémonos pues con dejar consignado que si bien existen ciertos
   209   210   211   212   213   214   215   216   217   218   219