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MEMPHIS. LAS PIRAMIDES 201
lugar Hou , después Belhit, que significan guardián, y por los griegos Agathodémon. Hase
atribuido á todos los faraones una encarnación terrestre del dios solar, y de aquí que los
reyes eligieran con preferencia la forma de la esfinge para representar alegóricamente la
naturaleza divina de su sér. Por el cuerpo del león poderoso y pronto á enardecerse,
elevábase el espíritu hasta la concepción de una fuerza material ardiente é irresistible: de
la misma manera que por la cabeza humana, se remontaba á la concepción más elevada
de la fuerza intelectual. Xo puede concebirse pues inspiración más feliz, que la que dió
por resultado la unión de estos dos elementos, como símbolo de un sér al par omnipotente
y omnisciente.
La creación de la esfinge es anterior á los tiempos de Cheops : pero no se terminó
hasta el reinado de Chefren que la dedicó á Harmakis: tal por lo ménos se desprende de
una estela de grandes dimensiones, literalmente cubierta de jeroglíficos, adosada al pecho
de la colosal escultura, que consigna además que en tiempo de los monarcas de la décima
octava dinastía (por los años 1500 antes de la era cristiana), había sido ya indispensable
limpiar el monumento de la arena que lo cubría. Tutmosis IV en los primeros tiempos
de su reinado, solia entregarse á la caza del león y de la gacela por aquellos alrededores,
y cuando descansaba en esas cercanías, tributaba sus respetos á Harmakis, es decir, á la
esfinge. En cierta ocasión en que se durmió á la sombra del gigante soñó que la divinidad
le hablaba, «como un padre á su hijo,» para rogarle que la librara de la arena que le
oprimía. Al despertar no echó en olvido la súplica celeste, y en recuerdo de semejante
visión y de las excavaciones practicadas á consecuencia de la misma, erigió una estela
conmemorativa que se conserva aún, bien que algo mutilada.
Otras inscripciones existen, de tiempos á los nuestros más cercanos, que nos hablan
de las luchas sostenidas contra las arenas, que ora subiendo paulatinamente, ora impulsadas
por el Khamsin, asaltaban el monumento en ardientes y densas nubes. Entre los textos
redactados en lengua griega existen algunos notables versos del historiador Arriano: de
las restantes la mayor parte tienden simplemente á conmemorar las visitas de los Césares,
y los trabajos de restauración practicados, ya en el pavimento sobre el cual descansa la
esfinge, va en la pared que la ponia á cubierto de la invasión de las arenas. En los últimos
tiempos no se ha levantado una mano siquiera para librarla de la destrucción: ménos
que esto, ó peor que esto todavía: puesto que en el siglo último los mamelucos, en sus
ejercicios de artillería, disparaban tomando por blanco el rostro del Padre del espanto, ese
rostro del cual dijera Abd-el-Latif que tenia impreso el sello de la belleza y de la dulcedum-
bre, y se hallaba animado por sonrís encantador. Cuando se le preguntaba á dicho viajero
qué era lo más maravilloso que había visto, contestaba sin vacilar: «Las proporciones
»armónicas de la cabeza de la esfinge.» Destruida hoy su nariz por las causas que dejamos
expresadas, esa figura 'gigante ofrece el repugnante aspecto de un negro.
¿Por qué muestra el hombre tanta predilección en destruir las obras del hombre? Xi
las pirámides se han librado de la atrevida mano del demoledor, ó del devastador cuando
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