Page 220 - Egipto Tomo 1
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206                MEMPHI8. LAS PIRAMIDES
                 suntuoso, que servían de habitación á los sacerdotes de la divinidad, de diferentes jerar-
                 quías, y á los guardianes y servidores de  los animales sagrados. Habíalos también que
                 servían de escuelas, y para albergar á los numerosos peregrinos que aquí venían de las
                 comarcas más remotas del país, á los cuales ofrecian los comerciantes sus géneros, ora
                 en  el bazar, ora en sus propias tiendas; y no faltaban tampoco vastos cuarteles en los
                 cuales se alojaban  las numerosas fuerzas de la guarnición. Finalmente, unidas al templo,
                 existían varias celdas de humilde apariencia, y con todo esto dignas de singular mención,
                 por  lo mismo que pueden ser consideradas como origen del monaquismo  cristiano. En
                efecto, los papiros griegos nos advierten que con anterioridad á la venida del Mesías, existían
                en este lugar penitentes ascetas que, renunciando á los atractivos del mundo, llevaban una
                vida retirada y llena de privaciones en el interior de esas celdas labradas con adobes secados
                al sol, y con barro del Nilo, más semejantes á nidos de golondrinas que á moradas humanas,
                siendo tanto más exacta la comparación, en cuanto las construían adosadas al muro del
                templo, donde quiera que habia espacio para  ello,  sin perdonar siquiera su techumbre.
                Los parientes les llevaban  lo imprescindiblemente necesario para vivir, entregándoselo á
                través de un pequeño ventanillo, única abertura existente en la celda, y en ella vivían en
                estado de pureza perfecta,  es decir, de interno iluminismo,  al servicio de Serapis, y en
                medio de la exagerada exaltación de su espíritu arrobábanse en contemplaciones beatíficas, ó,
                según su temperamento, eran presa de visiones fantásticas y horrendas á cual más. A todo
                aquel que en la tierra se consagraba al servicio de Serapis, inscribíale la divinidad en el libro
                de los elegidos, creencia que tiene una antigüedad incalculable, puesto que los monumentos
                de más remota época nos hablan de amigos, de secuaces, y de servidores de Osiris. Xada
                más tierno y  conmovedor que ciertos detalles relativos á las dos hermanas gemelas Thaué y
                Taou, ambas sacerdotisas de Isis en el Serapeum, de las cuales tenemos noticias por las
                minutas de sus propias peticiones. Su oficio consistía en proporcionar el agua que diaria-
                mente se consumía en las libaciones que se hacían ante el altar de Serapis, la cual debían ir
                á buscar al Nilo, que se hallaba á no corta distancia, en cántaros rajados, recibiendo como
                                                        anualmente un poco de trigo
                recompensa á tan duro trabajo de Danaides, tres panes al dia, y
                y aceite de kiki, entregándoseles tan mezquino salario con tanta irregularidad, que con
                frecuencia se veian precisadas, para no perecer de hambre, á solicitar algún auxilio.
                  En cambio en otras ocasiones, aún en los últimos tiempos, no se escaseaban los gastos.
                Cuando murió Apis, en tiempo de Tolomeo Soter  I, no sólo se  invirtió completamente
                la cuantiosa suma que  se señalaba para su  entierro,  sino también cincuenta talentos
                (281,250 pesetas) que los sacerdotes pidieron prestados; y se sabe de un devoto que en
                tiempo de Diodoro entregó para  el propio objeto cien talentos,  es decir, muy cerca de
                600,000 pesetas.
                  Trasladémonos pues á las tumbas en que con tanta pompa era sepultado el toro, áa
                sabemos con que exquisito miramiento se le cuidaba en el Apieum, es decir, en la capilla
                que  le estaba destinada en  el centro del templo de Ptha. En ella, y á su lado, adorábase
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