Page 33 - Egipto Tomo 1
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ALEJANDRIA ANTIGUA 15
templos y de palacios, con jambas y dinteles de puertas, con fragmentos de arquitrabes de
mármol; en el interior de las mezquitas, con columnas lindamente labradas, procedentes
de destruidos templos griegos; y en las encrucijadas y junto á los caminos, con restos
de preciosos sarcófagos convertidos en abrevaderos en los cuales apaga su sed el pacífico
jumento, ó con fustes y capiteles de estriadas columnas que sirven de asiento á la humilde
madre árabe para amamantar á su hijo, en tanto descansa en medio de la hierba del desierto.
La vida comercial de los alejandrinos agitábase entre el puerto del lago Mareótico y el
mar, yendo y viniendo incesantemente. En los dias festivos, dirigíanse por las calles
principales al Bruchium, donde estaban los palacios de los reyes, con el Museo y su
biblioteca; los templos más bellos de los dioses griegos; el Mausoleo, llamado Soma, que
encerraba el cadáver de Alejandro el Grande; el Circo y el Teatro, el Gimnasio, el Hipódromo
con su pista de forma meándrica, y otros muchos edificios públicos á los cuales acudían con
afan los altos funcionarios, los doctos y los artistas, la espléndida juventud y la multitud
ganosa de placeres y diversiones.
Teócrito nos hace asistir casi como testigos presenciales á la fiesta de Adonis, y nos
ofrece el espectáculo de la muchedumbre que se estrujaba en las calles en el dia referido.
Dos amigas, Gorgo y Praxínoa, consortes de dos siracusanos establecidos en Alejandría, se
dirigen á la fiesta y según se expresan no parece sino que nacieron no en el siglo tercero
,
ántes de Jesucristo, sino en este en que vivimos.
Llega Gorgo, y Praxínoa dice á la criada :
«— Trae una silla, Eunoa. ¡Vivo! ponle una almohada.»
Gorgo se sienta, resollando apenas, pues viene muy cansada, y luego exclama:
« — ¡Ay! ¡cómo me late el corazón! ¡cuánta fatiga para llegar hasta aquí huyendo, amiga
mia, del gentío y de los vehículos! Sólo he visto hombres que calzan botas y visten uniformes
¡Ay! ¡cuánto he tenido que andar! ¿Pero por qué vivimos tan lejos una de otra?»
militares.
Quéjase Praxínoa del gaznápiro de su marido que ha alquilado tan modesta habitación
«al extremo del mundo.» (Quizás en la vecindad de la puerta del Sol). Gorgo la aconseja
que no hable en tales términos del padre en presencia del niño, y dice en alta voz á éste:
«— Ove, Zopirion, querido hijo, no hablo de tu padre.»
Pero el muchacho es muy listo, y la tía Gorgo juzga del caso añadir:
« Bien sabido lo tienes sin duda; bueno, muy bueno es papá.»
Por fin. Praxínoa acaba de vestirse con ayuda de su doncella, que no por esto se libra
prorumpe Gorgo en estas palabras:
de sus regaños, y
« ¡Que bien te sienta esta túnica! ¡lindo broche, elegantes pliegues! ¿A cuánto te sale,
Praxínoa, tal cual está?»
Á lo cual contesta su amiga
,j\t 0 q Uiero pensarlo! Por más me sale de dos minas 1 de plata contante y sonante
con los adornos; sin contar que me he estado desojando en la costura.»
Moneda de oro griega que valia muy cerca de 18 pesos fuertes.- (Nota del Traductor).
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