Page 35 - Egipto Tomo 1
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                                    ALEJANDRIA ANTIGUA
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              rodeado de preciosos jardines, descansaba la estatua de Adonis sobre un lecho de plata,
                 ° t0 de ma 8 m 'ficos
                              tapices, viéndose  graciosa Venus
                                          la           en un  lecho no menos
              espléndido  y suntuoso.
                   ^        ^mno fesTÍ '° de
                                        noble cantora que en el año anterior habia lucido
                      "
                           di\ino arte; pero hubieron de retirarse temprano á casa, por cuanto
                   o de Goi & o se hallaba todavía en ayunas,
                                             y según dice ella, «Diocleidas en ayunas
                un verdadero basilisco.»
                Así como la fiesta de Adonis atraía á las
              mujeres al Bruchium, la llamada las Dioni-
              síacas
                  , que era la más notable de las fiestas
              que se celebraban en Alejandría, llevaba á
              todos los hombres á las cercanías del palacio
              i cal  , donde con mayor regocijo, con muchí-
              sima mas suntuosidad, pero también con
              menos sentido  estético que en Atenas,
                                         se
              celebraban  las  fiestas consagradas  á Baco.
              Los Tolomeos hacian en ellas ostentación de
              sus abundantes riquezas  , y cuantos prestaban
              culto a los placeres de la vida v á los goces
              do la sensualidad podian entregarse sin freno
              ni consideración alguna  á  los  actos más
              tumultuosos é inmundos, seguros do que no
              habían de encontrar quien en ello les fuera á
              la mano, allí donde la sensatez y la sobriedad
              eran consideradas como crimen,  el Bru-
                                   y
              chium se convertía en teatro de  la disolución
              más monstruosa
                Sólo la parte más distinguida de la pobla-
              ción podia asistir á los espléndidos banquetes
              que se daban en el palacio real: pero durante
              la celebración de las grandes fiestas, el pueblo
              todo, sin distinción de clases, participaba de
              la ostentosa munificencia de los Tolomeos.
                Lo que de dichas fiestas nos refiere Calixeno como testigo ocular, con parecer cuento de
              hadas merece entero crédito, siquiera deba acaso  rebajarse un  tanto en  las  cifras que
             consigna.
                Las representaciones que constituían  la procesión tenían por asunto  el mito de Baco,
             bien que con dejos v reminiscencias de costumbres y espectáculos egipcios.  El séquito de
             los pasos mitológicos debía ser interminable: pues ante los ojos de  lo absorta y admirada
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