Page 350 - Egipto Tomo 1
P. 350

EL CAIRO                   267
                De  la propia suerte que
                                el cristiano y  el israelita,  el muslim encuentra á su Dios en
              todas partes. Sus mezquitas se construyen sin que se celebre la colocación de la primera
              piedra; no ostentan carácter sagrado alguno,  ni  se consagran  sus piedras  ni paredes,
              considerando que sus dimensiones serian harto mezquinas para contener al Omnipotente
              que tiene por trono  el cielo, y hace de la tierra  el escabel para sus  pies. Mesgid, que
              es como se pronuncia la palabra de la cual hemos formado la nuestra, mezquita,
                                                                  significa
              lugar donde se venera al Señor; pero los árabes más comunmente dan á sus templos el
              nombre de gumaa, lugar de reunión. Y en  efecto, ante todo y sobre todo debe ser  la
              mezquita el lugar de reunión de los creyentes: en él se congregan el iom el guada, el dia de
              la reunión, es decir el viérnes, que se celebra, como nosotros celebramos el domingo, para
              confundirse en una sola y común aspiración, y escuchar la palabra del jetib, que desde lo
              alto del mimbar proclama esta doctrina consoladora:
              «No hay más Dios que Alá,
                                  y Mahoma es su
              » profeta.» Ante cuyas palabras la concurrencia se
              postra como un solo hombre, pegado el rostro contra
              el suelo, como anonadada por el peso de semejante
              verdad.
                La mezquita, que según opinión unánime, pasa
              por más antigua después de la de Amr, es la man-
              dada edificar por el gobernador Ahmed-ibn-Tulun,
              la cual lleva su nombre. A pesar de que al ser
              construida, habian pasado escasamente dos siglos
              desde la fundación de Fostat,  la vida egipcia, y  el
              teatro en el cual se realizaba, habian experimentado
              una modificación radical en todas sus partes. Amr
              habia prometido á los coptos que aceptaran el Islam
                                                       CALLEJON ANTIGUO
             y satisfacieran la capitación, iguales derechos á los
             que  disfrutaran  los creyentes, y por  lo  tanto no tuvieron inconveniente en  aceptar  la
             religión del vencedor. La guerra,  la peste,  las rebeliones,  la persecución,  la opresión de
             los débiles por los poderosos, cuantas calamidades pueden imaginarse,  habian diezmado
             los habitantes del valle del Nilo durante la dominación bizantina, preparando de esta suerte el
             terreno para  el establecimiento de los árabes: muchas de las tribus de éstos se fijaron en
             Egipto, perdiendo con  ello sus  hábitos de vida nómada,  agricultores en  el campo,
                                                    y
             mercaderes y  artesanos, sabios y artistas en las ciudades, emprendieron una vida nueva,
             que con ser el desenvolvimiento genuino de  la antigua, ofrecía en todos sus detalles un
             aspecto especial. La lengua de los egipcios propiamente tales,  el copto, áspera, inflexible,
             abundante en palabras griegas, cedió su lugar al árabe, dulce y flexible como pocas en sus
             accidentes gramaticales,  ''la hemos  visto, tratando de Alejandría,  la asombrosa rapidez
             con que los árabes transformaron el Egipto; pero así como la destructora pujanza del Islam
   345   346   347   348   349   350   351   352   353   354   355