Page 349 - Egipto Tomo 1
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266 EL CAIRO
dirige la operación de ataque en esta lucha contra los espíritus infernales. Parejas de
ángeles, enviadas por el cielo como auxiliares, toman parte en la acción, y se colocan á
derecha é izquierda de cada uno de los fieles, desde el instante mismo en que se ponen
en fila, sin abandonarle un solo punto en tanto dura la oración. El frente de la muche-
dumbre lleva idéntico nombre que la línea de batalla de los ejércitos, esto es, saff: el
lugar ocupado por el imán, es decir el nicho de piedra que dejamos mencionado, llámase,
según hemos dicho, mirabh en el lenguaje eclesiástico de los musulmanes, palabra que,
según sus teólogos, procede de la raiz hcirb, que significa guerra. La oración empieza,
terminadas las abluciones, por la faíiha, que es la primera sura del Coran, como si dijéramos
el Padre nuestro de los musulmanes, y concluye por medio de una despedida dirigida á
los ángeles guardianes, y debe acompañarse con movimientos y genuflexiones, rik'a, cuyo
número es distinto según las diferentes horas del dia. El alma del fiel, por punto general
permanece indiferente á las impresiones de esas fórmulas estrictamente impuestas; mas
es preciso confesar que en parte alguna he visto gentes tan profundamente identificadas
en espíritu con la oración. En el Cairo, lo mismo que en otras partes, el concurrente
más asiduo al templo, pasa fácilmente por hombre sumamente piadoso, siendo de advertir
que no son siempre motivos desinteresados los que guian al muslim á la mezquita. Mas
no es únicamente en ella donde ora el creyente: no una sino muchas veces heme encontrado
en el desierto con un viajero que imaginando hallarse solo con Dios, postrábase sobre
su pequeña alfombra á la hora de la oración, y levantaba los brazos del modo prescrito,
con tan sincera piedad, con fervor tan profundo, con el mismo arrebato que podría haberle
poseído á tener la dicha de ver los cielos abiertos ante sus miradas.