Page 347 - Egipto Tomo 1
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                con la deslumbradora claridad del exterior, ábrese  el nicho para  las plegarias, mirabh ó
                 kiblah, que no falta en mezquita alguna, el cual sirve para indicar á los creyentes la dirección
                 de la Meca, léese desde él el Coran en los dias festivos y con frecuencia se ofrece adornado de
                 ricos mosaicos y de incrustaciones de pedrería. A la izquierda del mirabh vése el mimbar
                 6 púlpito, construido de madera,  al cual se sube por medio de una escalera, cubierta de
                 delicada labor de talla, ó de acabadísimos trabajos de taracea, que remata en una cúpula
                 en forma de cebolla, parecida á un turbante, sostenida á su vez por un ligero baldaquino
                 de madera. A la derecha del nicho veíase  el  atril (kursi), hoy destruido, sobre el cual en
                 todas las mezquitas está colocado  el Coran durante los oficios. Más cerca del patio, en la
                 misma línea de columnas que  el mimbar, se levanta un estrado de madera, clikkeh, con
                 su balaustrada ó antepecho, comunmente  sostenido por cuatro  piés ó columnillas, unas
                                       veces de quita y  pon,  otras sólidamente fijado á  las
                                       columnas de la mezquita, y  destinado á pronunciar desde
                                       él, en los viérnes, las alabanzas de Dios y del Profeta,
                                       de  lo cual están encargados los auxiliares del imán ó
                                       jetife,  á  los cuales incumbe repetir los versículos del
                                       Coran  , que se leen en el mirabh, en voz elevada, á fin
                                       de que pueda ser oida por los oyentes situados en los
                                       sitios más extremos de la mezquita.
                                         Abdallah, hijo del fundador de Fostat.y del templo, es
                                       el santo que se venera en este  sitio;  pero su tumba
                                       situada al Noroeste del livan, llama ménos la atención
                                       de los habitantes del Cairo que tres columnas existentes
                                       en la mezquita. De ellas dos pareadas se levantan en el
                                       pórtico del Oeste, desgraciadamente arruinado, siendo
                                       tal la veneración de que son objeto, que al decir de las
                        PRUEBA DE VIRTUD  gentes sólo pueden pasar entre las mismas los verdade-
                                                    mejor bebido, á duras penas puede
                 ros creyentes. La verdad es que el rico, bien comido y
                 pasar por este verdadero ojo de aguja; cuando el pobre, flaco y  mal alimentado, puede haceilo
                 con gran facilidad : así es que más de un buen musulmán contempla con pena su prominente
                 barriga, no quedándole más recurso, para no hacer  triste figura, que poner huena cara a
                 las cuchufletas de los flacos, cuando el paso resulta angosto de sobras para lo que á su
                 abdomen seria menester.
                   La  tercera de  las columnas á que hemos aludido, y que  se  visita también por los
                 peregrinos, hállase situada en el livan cerca del nicho de las plegarias: conserva las señales
                 del látigo del Profeta,  ó, según  otros que saben que  esta mezquita no fué construida
                 hasta después de la muerte de Mahoma, las del que empuñara el califa Omar. En cuanto
                 Amr comenzó á construir el gran patio, solicitó de éste ó de aquél, — --digamos del califa paia
                 encerrarnos en los límites de la verosimilitud histórica, — que se sirviera enviarle una de las
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