Page 392 - Egipto Tomo 1
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312 EL CAIEO
Cuanto pude desear tu carta encierra.
¡Qué mucho si en tanto la escribías,
Mi corazón, que en el tuyo penetrara,
Su frase cariñosa iba dictando!
Nada más ingenioso que la manera como, jugando del vocablo, torcía el concepto de los
preceptos contenidos en el Coran, dándose á sí propio el título de Profeta de la juventud y del
amor. Dicho se está con esto que había de ser satírico de primera fuerza, y para que se
comprenda bastará recordar, que dirigiéndole en cierta ocasión un filosofastro cargos terribles
porque no comprendía sus argumentos, contestóle con el mayor desenfado: «Que le hemos
»de hacer, como no soy ningún Salomón, no entiendo á los animales.»
Su contemporáneo Ibn-Kalikan, que’ al propio tiempo fue su biógrafo, al cual se debe la
obra titulada Vidas de los hombres ilustres, consigna que nació en la Meca, ó en un pueblo
de sus cercanías, y que estuvo en relaciones íntimas con su protector Melik es-Salekh,
relaciones que así honran al príncipe protector como al poeta protegido, añadiendo que le
conoció en el Cairo donde habitualmente residía. «Goza, dice, de gran influencia para con su
» señor, que á nadie más en su casa de la cual sa-
»que á él confia sus más lia raras veces. Al cabo
» íntimos pensamientos; de nueve años sucumbió
»pero jamás ha abusado á los estragos de la peste
»de ella, y sólo la ha em- que diezmaba la pobla-
»pleado para favorecer á ción del Cairo, y su cuer-
» aquellos de sus amigos po fué sepultado en el
»que ha juzgado dignos Karafeh, que era la ne-
»de su protección.» Des- crópolis de la ciudad,
pués de la muerte del junto al mausoleo del
sultán (1249) encerróse imán Shafe’i.