Page 389 - Egipto Tomo 1
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              de verde que apagan  el polvo y  la distancia. En cambio contemplándole en las primeras
              horas de la mañana, ó antes de que el astro del dia haya traspuesto las cumbres de  la
              montaña líbica, ofrece tales encantos que difícilmente puede olvidarlos quien una vez siquiera
              ha logrado espaciar sobre  ellos  la mirada. Los agudos alminares levántanse sobre un
              verdadero mar de flotantes nubecillas rosadas y trasparentes;  la corriente del Nilo semeja
              tersa superficie de oro reluciente:  los campos con sus plantas y sus flores preciosísima
              alfombra de Persia; y los lejanos montes cubiertos de una
              tinta violácea oscura, se destacan sobre el manto real purpu-
              rino tendido á lo largo del horizonte.
                Para sustraerse á la fascinación que produce semejante es-
              pectáculo es indispensable un verdadero esfuerzo: mas fuerza
              es penetrar en los patios interiores de la ciudadela antes de
              que  extienda  la noche sus  tinieblas. En ellos existen dos
              construcciones de la época de Saladino, situadas muy cerca la
              una de la otra  : una mezquita de gusto bizantino , poco ménos
              que completamente arruinada, y un pozo, por más de un con-
              cepto digno de mención. Designan los árabes el último con el
              nombre de «pozo de Josef, » y pretenden que fue construido
              por  el hijo de Jacob, ministro del faraón; pero la verdad es
              que debe su nombre á Saladino, cuyo verdadero nombre era
              Salakh ed-din Yustif y sabido es que Yusuf vale tanto como
              José.  Abd-el-Latif, contemporáneo del gran sultán, á quien
              había conocido personalmente, habla ya de semejante pozo,
                                           m
              que ha descrito exactamente Makrizi . Mide 88  30 y el agua
              se saca por medio de dos norias movidas por bueyes; una
              que desde el fondo la eleva hasta la mitad de la altura, y otra
                      que desde el depósito establecido en dicho punto
                      la saca á la superficie.  Semejante medio, cuya
                      importancia para la época en que se construyó
                      es imposible desconocer, ha desaparecido desde
                      el dia en que se introdujeron en  el Cairo las
                ARCADUZ  bombas de vapor.  Por  lo demás  el agua del
              DEL POZO DE JOSÉ  -i  t  *  1  1  n  i  t  t  OBRA HIDRAULICA DEL POZO DE JOSE
                      pozo de José tiene un dejo desagradable, de-
              biéndose  ello, según sienta Makrizi, á una de las muchas genialidades de Ivarakush, que
              viendo que la abertura en un principio practicada no daba más que una pequeña cantidad de
              agua, bien que muy delgada, mandóla ensanchar, con lo cual dió lugar á que con ella se mez-
              clara otra más gruesa que echó á perder la primera. Respecto á la mezquita cuyos elevados
              y esbeltos alminares se distinguen sobre la ciudadela desde gran distancia,  fué obra de
              Mahomed-Alí, y de ella diremos cuanto juzguemos oportuno al ocuparnos de dicho príncipe.
                   EGIPTO. TOMO  I.
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