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306 EL CAIRO
que tuvo lugar en sus cercanías, en virtud de la cual Mahomed-Alí aniquiló á esos
orgullosos magnates.
En cuanto al palacio en el cual durante largos siglos residieron los sucesores de
Saladino, quedó al cabo completamente abandonado, bien que en determinados dias y con
motivo de grandes solemnidades se abren algunos de sus más importantes salones, decorados
según el gusto oriental, hoy dominante en Turquía. Después de la toma del Cairo en 1515,
Selim mandó desmontar las más bellas columnas de mármol y las remitió á Constantinopla
con los objetos más preciosos de los que constituían el mueblaje, por todo lo cual nos seria
asaz difícil formarnos idea del aspecto que ofrecía en aquel tiempo un palacio árabe, y hasta
de la vida que en el interior del mismo se agitaba, si no tuviéramos á mano la crónica de
Guillermo de Tyro en la cual se refiere muy al pormenor la manera como fue recibida por
los califas del Cairo la embajada de los cruzados.
«Como la mansión de este príncipe, dice, ofrece singularidades especialísimas, distintas
»de cuanto hemos presenciado hasta ahora, referiremos circunstanciadamente cuanto
» sabemos, según detalladamente nos lo han referido los que han penetrado en la habitación
»de este gran príncipe, sobre su esplendor, sus incomparables riquezas, y su magnificencia
» extraordinaria; pues presumimos que no ha de desagradar el tener algunas noticias
» circunstanciadas respecto de estos particulares. En el momento en que llegaron al Cairo
»Hugo de Cesárea y el caballero del Temple Godofredo, á fin de cumplir la embajada que se
»les confiara para con el sultán, fueron conducidos al palacio, que en el idioma del país se
» conoce con el nombre de Kasr (Alcázar), precedidos de gran número de personas que
»llevaban grandes espadas, á través de estrechos pasadizos y de aposentos oscuros, junto
»á cuyas puertas veíanse tropas etíopes, que vitoreaban al sultán con gran entusiasmo.
»Despues de haber dejado á la espalda la primera y la segunda guardia, llegaron á unos
espaciosos, en los cuales penetraba ya el sol, viéndose en ellos
» patios más anchos y
;» hermosos pórticos destinados á pasear á cubierto de los rayos del sol, cuyos arcos sostenían
» hermosas columnas de mármol, siendo sus techos dorados, de diversos colores su pavi-
»mento, y teniendo por adorno objetos preciosísimos, de manera que todo respiraba
» magnificencia y esplendor. Todo lo que veian los embajadores era tan hermoso y tan
»rico, así por los materiales como por la labor, que no sabían apartar los ojos de lo que
» estaban contemplando; pues por su perfección excedía á cuanto hasta entonces habían
»visto. Allí habia viveros de mármol llenos de agua pura y cristalina; y pájaros de todas
» especies, no conocidos entre nosotros, de cantos diversos, de formas extrañas y de muy
» vistoso plumaje, entre los cuales uno particularmente les llamó la atención por lo hermoso
»y peregrino. Desde aquí los acompañaron los eunucos á otros aposentos que sobrepujaban
»á los últimos en magnificencia, como éstos excedian á los anteriores, y en ellos pudieron
» contemplar admirable muchedumbre de cuadrúpedos, tales como sólo puede concebirlos el
«caprichoso pincel del pintor, la ardiente fantasía del poeta, ó el espíritu, abandonado á los
» bizarros ensueños de la noche, los cuales procedían de las regiones del Mediodía y del