Page 422 - Egipto Tomo 1
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338 EL CAIRO
pero venciólos denodadamente, y á los que intentaban disuadirle de su propósito, poniéndole
de manifiesto lo enorme de las sumas que en su realización se invertían, contestábales
invariablemente que no quería dar á nadie derecho para que dijera que un soberano de
Egipto habia carecido de medios para levantar á Dios una morada cual merecia. Cuéntase
que terminada la mezquita hizo cortar las manos al arquitecto que la dirigiera, á fin de que
no pudiera construir otra obra á ella semejante. El edificio difiere esencialmente por su
disposición de todas las demás mezquitas que conocemos , pudiéndose asegurar que el artista
que la concibió, no supo librarse completamente de la influencia, que en él debieron ejercer los
edificios religiosos de Europa, y especialmente los del arte italiano. Sin embargo, no falta
en ella una sola de las que constituían las partes esenciales é indispensables de un templo
musulmán. El patio, hosh el-Gcima, constituye en la mezquita de Hasan, como en todas las
demás, el corazón del edificio; pero es de dimensiones más reducidas que en la generalidad,
y en lugar de estar rodeado de arcadas, está flanqueado por sus
cuatro costados de sendas salas sobre las cuales se levanta un
arco de bellísimo efecto, disposición que, como fácilmente se
puede comprender, comunica al conjunto la forma de la cruz
griega. Es imposible penetrar en dicho patio, inundado por rau-
dales de luz, sin experimentar una impresión por demás profunda,
Cuanto rodea al espectador es grave, majestuoso, armónico; y si
atenta v detenidamente se examinan los detalles de ornamenta-
cion, que asi magnifican el santuario como la cámara sepulcral,
se experimenta la más grata satisfacción que pueda imaginarse,
debida á la riqueza y suavidad que ofrecen las líneas de mil
diversos modos enlazadas, y á las formas elegantes é ingeniosas
que presentan las figuras que constituyen el motivo de la orna-
ORNATO DEL GRAN NICHO DE ENTRADA DE
LA MEZQUITA DEL SULTAN HASAN
mentación, y que van reproduciéndose á espacios regulares,
sirviendo de fondo á gallardos caractéres por medio de los cuales se reproducen diferentes
sentencias del Coran, que al par instruyen al creyente y le recuerdan de un modo agradable
los preceptos á cuyo cumplimiento está obligado. Nada más caprichoso y enigmático á
primera vista que esta rica ornamentación que cubre los detalles más importantes del
edificio: mas cuando se fija en ella la atención se observa que nada hay en ella arbitral 10,
que su clausulado obedece á leyes y reglas fijas y constantes , y que sirve perfectamente
para encuadrar las máximas y sentencias destinadas á recoger el espíritu y elevar los
corazones. Como el musulmán no puede emplear imágen alguna para dar vida á las
desnudas paredes de sus templos, no tiene más recurso que valerse del empleo de las líneas;
mas en esto no tiene rival y la manera como las combina y entrelaza, de modo que pueda
si así podemos expresarnos, las palabras por medio de las cuales trata de
engarzar en ellas,
mover el fervor de los creyentes, revela abundantemente su fantasía, su ingenio, la perenne
lozanía de su imaginación inagotable. Esta fábrica importantísima se halla desgraciadamente