Page 119 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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112           Parte  I. —  Vida de Abenarabi
        por dos discípulos de Abenarabi, llamados Benabdeljálic y Benana-
        hás, quiso cumplir en persona los oficios de la hospitalidad hasta el
        último momento, lavando y amortajando su cadáver según los ritos
        fúnebres del islam, y conduciéndolo fuera de Damasco al arrabal de
        la Salihia que se encuentra al Norte de la ciudad y al pie del monte
        Casión (Casius), célebre lugar de peregrinación para los musulmanes,
        que lo creen santificado por todos los profetas, especialmente por  el
        Jádir. Allí mismo, en un 'mausoleo propio de la familia de Benaza-
        qui, fué enterrado Abenarabi  (1).
          Dos hijos tan sólo  le sobrevivieron. Uno de  ellos, Sadodín Mo-
        hámed, nacido en Mitilene el año 618 (1221 de  J. C), fué excelente
        poeta místico y autor de un célebre Diwán, muriendo en Damasco el
        año 656 (1258 de  J. C.) y siendo enterrado junto a su padre. El otro,
        Imadodín Mohámed, murió el año 667 (1268 de  J. C.) en  el Colegio
        de la Salihia y fué sepultado con su hermano y su padre (2).
          Tuvo también una hija, Zeinab, favorecida con la inspiración so-
        brenatural ya en  la infancia, según afirma  el mismo Abenarabi por
        dos veces en su Fotuhat (3).
          "Tenía yo una hija con la que, mamando aún (porque sólo tenía más de un
        año de edad y menos de dos), y sin saber todavía hablar, me puse a jugar cier-
        to día, como acostumbra a jugar el hombre con su hijo pequeño. Sucedió, pues,
        que en aquel momento me vino a las mientes  la ocurrencia de preguntarle,
        como quien juega, sobre una cuestión de moral canónica. Díjele, pues: "Oye,
        Zeinab!" Ella se volvió hacia mí para escuchar lo que le iba a decir. Y conste
        que no había llegado aún a la edad de hablar. Yo le dije: "Quiero preguntarte
        sobre una cuestión canónica para que me des tu parecer: "Quidnam dicis de
        viro cum uxore sua co'itum habente, sperma vero non emitiente? Ad quid tene-
        tur?" Ella me respondió con palabras claras: "Tenetur ad ablulionem." Su ma-
        dre y su abuela la oyeron perfectamente. Su abuela lanzó un grito y perdió  el
        sentido."
          "A mi hija Zeinab  le pregunté, por jugar con  ella (cuando aún estaba en
        la edad de la lactancia, pues tenía a la sazón un año o cosa así) y  le dije en
        presencia de su madre y de su abuela: "¡Hijita mía! Quidnam dices de viro qui
        cum uxore sua co'itum habeat, sperma autem non emittat? Ad quid tenebitur?"
          (1)  Fotuhat,  I, 10 de  la biogr.
          (2)  Fotuhat,  1, 10 de la biogr.
          (3)  Fotuhat,  III, 22; IV, 148.
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