Page 114 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Ocasión, asunio y carácter de estos libros 107
libro, hasta los comienzos del siglo xvn de nuestra era, no han cesado
los más famosos sufies del Oriente en comentar con todo género de
suizas las audaces tesis del Fosús, para vindicar la ortodoxia de
Abenarabi contra la acusación de otros sufies no menos autorizados,
como El Taftazani (791 = 1389) y El Cari al-Harawi (1014 = 1605),
que las tachaban de panteísmo.
En cuanto a su Diwán, debió componerlo después del año 631
(1232 de J. C), pues una de sus poesías lleva esa fecha (1). El mis-
mo tono de exaltación mística se revela en todas las composiciones
que encierra. A diferencia del Turchamán, cuyo simbolismo erótico da
a todos sus versos un tono personalísimo de realidad concreta y viva,
las poesías del Diwán son frías y amaneradas, abundan en retruéca-
nos y paradojas y su tecnicismo metafísico les quita toda inspiración
y vida.
Por aquellos años también debió empezar ya a dar la última mano
a su obra maestra, el Fotuhat, cuya redacción no es posible admitir
que fuese obra de un limitado período de su vida, atendido el extraor-
dinario volumen de aquélla. El año 628 (1230 de J. C.) estaba ya, en
efecto, escribiendo el principio de su cuarto tomo (IV, 105), y, sin
embargo, consta también que en el año 634 (1236 de J. C.) redactaba
aún el fin del tomo segundo, y al año siguiente, el tomo tercero
(II, 895 y III, 446). Estas incoherencias sólo pueden conciliarse su-
poniendo que a su redacción definitiva precedieron otras a título de
esbozos o borradores. Es preciso además pensar que esta obra es como
la summa o compilación de todos sus libros: puede afirmarse, en efec-
to, que la materia de todos ellos, incluso los poéticos, caben sin difi-
cultad en las cuatro mil páginas que próximamente encierra la edición
del Fotuhat.
En cuanto al motivo que le impulsó a escribir esta su obra definiti-
va, existen datos seguros y auténticos. En su prólogo (Fotuhat, I, 12)
dice expresamente que, después de haber visitado Jerusalén y Medina,
y haber llegado a Meca por vez primera, fijó Dios en su mente la idea
(1) Diwán, 144, 146.