Page 404 - Fantasmas
P. 404

FANTASMAS


                                                                            CE
         madre,  de hecho,  estuvo  a punto  de desmayarse  cuando,  a la
         noche siguiente, Elena le mostró  lo que ocurría.  Cuando  la má-
         quina cobró  vida y empezó  a escribir  la madre  de Elena  agitó
         los brazos  por encima  de la cabeza,  chilló  y las piernas  le fla-
         quearon.  Elena tuvo  que sujetarla por el brazo para evitar que
         se  cayera  al suelo.
               Pero  a los pocos  días se  acostumbraron a la situación,  y
         entonces  se  convirtió  en  algo emocionante.  Fue  a la madre  a
         quien se  le ocurrió  meter  una  hoja de papel en  el rodillo  jus-
         to antes  de que la máquina se pusiera en marcha  sola a las ocho
         en  punto  de la tarde.  Quería  saber  qué era  lo que  escribía,
         comprobar  si se  trataba  de un  mensaje  que les llegaba del más
         allá, del tipo: «Hace  frío  en  esta  tumba.  Los  quiero y los ex-
         traño».
               Pero  era  sólo otro  de los relatos  de su  padre y ni siquiera
         empezaba por el principio,  sino  que la página arrancaba  a me-
         dia historia,  justo en  mitad  de una  frase.
               También  fue idea de la madre  llamar  a la televisión  lo-
         cal. Una productora del canal Cinco  fue a ver  la máquina de es-
         cribir.  Se quedó hasta  que  ésta se  puso  en  marcha  y garabateó
         unas  pocas  líneas, y después se levantó  y subió  las escaleras  con
         paso  enérgico.  La madre  de Elena  se  apresuró  a seguirla,  an-
         siosa por hacerle  todo tipo de preguntas.
               —Control  remoto  —dijo la productora  en  tono  brusco
         y miró  por encima  del hombro  con  expresión  de disgusto—.
         ¿Cuándo  enterró  usted  a su  marido,  señora?  ¿Hace una  se-
         mana?  ¿Cuál es  su  problema?
               Ninguna de las otras  cadenas  de televisión  mostraron  in-
         terés  y el hombre  del periódico  con  el que  hablaron  dijo que
         no  cubrían  esa  clase  de noticias.  Incluso  algunos  de sus  fami-
         liares  sospechaban  que  se  trataba  de una  broma  de mal gusto.
         La madre  de Elena  se  metió  en  la cama  y permaneció  allí va-
         rias semanas,  aquejada de una  terrible  migraña,  abatida y con-




                                       402
   399   400   401   402   403   404   405   406   407   408   409