Page 141 - La sangre manda
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Impune… o quizá diga Impuni…

                    La señora Keller lo ayuda a acabar.
                    —La Sociedad Nemo Me Impune Lacessit, ¿no?
                    A través del monitor, ella ve la expresión de alivio del repartidor.
                    —Si  usted  lo  dice.  La  primera  palabra  es  Sociedad,  eso  seguro.  ¿Qué

               significa?
                    —Se lo explico cuando entre.
                    La señora Keller sonríe mientras el repartidor cruza el detector de metales,
               entra en la oficina principal y deja el paquete en el mostrador. Está recubierto

               de adhesivos: unos cuantos de árboles de Navidad y acebo y Papá Noel, otros
               muchos  de  escoceses  tocando  la  gaita  vestidos  con  kilt  y  la  gorra  del
               regimiento de la Guardia Negra.
                    —¿Y bien? —dice al tiempo que se desprende el lector del cinturón y lo

               apunta hacia la etiqueta donde consta la dirección—. ¿Qué es eso de Nemo
               Me Impune, para que yo lo entienda?
                    —El lema nacional de Escocia —responde ella—. Significa: «Nadie que
               me provoque quedará impune». La clase de Temas de Actualidad del señor

               Griswold está hermanada con una escuela escocesa cercana a Edimburgo. Los
               alumnos se comunican por e-mail y Facebook, e intercambian fotos y cosas
               así. Los niños escoceses son hinchas de los Pirates de Pittsburgh; y nuestros
               chicos, del club de fútbol Buckie Thistle. Los niños de Temas de Actualidad

               ven  los  partidos  por  YouTube.  El  nombre,  Sociedad  Nemo  Me  Impune
               Lacessit, seguramente fue idea de Griswold. —Echó un vistazo al remite de la
               etiqueta—. Sí, escuela de secundaria Renhill, esa es. Con el sello de aduanas
               y demás.

                    —Regalos de Navidad, seguro —comenta el repartidor—. No puede ser
               otra cosa. Porque… fíjese. —Ladea la caja y le muestra el rótulo NO ABRIR
               HASTA  EL  18  DE  DICIEMBRE,  escrito  en  mayúsculas  con  esmero  y
               delimitado por otros dos gaiteros escoceses.

                    La señora Keller asiente.
                    —Es el último día de clase antes de las vacaciones de Navidad. Dios mío,
               espero que los niños de Griswold también les hayan enviado algo.
                    —¿Qué tipo de regalos cree usted que habrán hecho los niños escoceses a

               los niños de Estados Unidos?
                    Ella se ríe.
                    —Espero que no sean haggis.
                    —¿Qué es eso? ¿Más latín?







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