Page 240 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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     influencia real que ejercieron sobre el emperador y sobre sus actos de
     gobierno. Esa intriga palaciega, digna por otra parte de ser recogida en
     un epígrafe monumental, ¿no está delatando acaso un trato preferente
     hacia Fedro así como la existencia de grupos de poder cerca de la corte
     imperial? ¿Dónde está políticamente Fedro? ¿Dónde el liberto que re­
     clama para sí tan insistentemente la gloria?6
        Fedro dijo tomar como modelo literario a Esopo, a quien al parecer
     el oficio de escribir le acarreó la muerte, pero en Fedro ¿el hecho de
     proclamar una y otra vez su obra como «de estilo esópico» es sólo una
     pose, es una opinión, o es una postura ética, ideológicamente coherente
     y moralmente asumida, en defensa de los desvalidos que retratan sus
     fábulas? El papel del  autor en el texto y en la tradición debe  ser
     reconsiderado.
        Por lo que sabemos, Fedro sufrió al menos una condena (III,/?/·. 40)
     de la que ignoramos los detalles; aunque sí se conoce el nombre del
     acusador: el prefecto del pretorio Sejano, en época de Tiberio.7  El inci­
     dente de Sejano (ver más abajo el texto de la fábula 1,3) no debe tomar­
     se como una represalia del Poder contra quien habla en nombre de una
     minoría silenciosa, como si el Poder castigara a una voz, a un represen­
     tante de ese sector social.
        En mi opinión sólo ilustra «un cierto malestar» en Sejano, como
     quien oye un chiste malo o un chisme que circula por la corte, o a lo
     sumo una «mala fama» entre los cada vez más influyentes libertos im­
     periales. El fabulista, como «recreador» o recopilador de cuentos, se
     sitúa en un status intermedio, no de intermediario entre el pueblo de
     donde proceden las historias y la corte imperial que es el auténtico
     círculo en que Fedro parecía desenvolverse.
        Sobre una línea vertical imaginaria en cuyo centro situaríamos el
     hecho literario de la fábula, habría un flujo «hacia arriba» (sería cono­
      cida por la clase dirigente; es decir estarían informados de su existen­
      cia) y habría un flujo «hacia abajo», es decir la gente común sabe que
      alguien ha elaborado artísticamente una historia que ellos ya cono­
      cían, y a la que no dan más valor (a la composición) que a cualquier

      6 Π ep. 3-4: patere honoris scirent ut cuncti viam nec genere tribui, sed virtute gloriam',  II
        pr.yi : quom iam mihi solemnis dabitur gloria; IV pr. 17-19: mihi parta laus est quod tu,
        quod similes tui vestras in chartas verba transfertis mea, digna ut quae longa iudicetis
        memoria...
      7 Además, II ep. 17: quodsi accusator alius Seiano foret.
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