Page 274 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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M itos griegos e H istoriografía A ntigua                    295
        A través de los ejemplos artísticos citados no cabe duda de que una
     de las funciones de Eros/Amor es la de conductor, un conductor fantás­
     tico, pues fantásticos son los animales que unce a su carro: cuando los
     animales enganchados al poste son caballos, no son caballos simples,
     son caballos heroicos, victoriosos, capaces de conducir el carro divino
     más allá de los límites terrestres impuestos a los hombres. Así lo indi­
     can expresamente las piezas de Eros auriga, en las que aparecen casi
     siempre signos astrales: globos (imágenes de los planetas) y estrellas.
        El viaje de Eros en su carro es, por tanto, un viaje celeste, un trayec­
     to  que sólo compete al tránsito de las almas:  son expresión de una
     apotheosis anónima.
        Un tiro de caballos aparece pintado en la cara interna de una pátera
     de cerámica del Museo Cívico de Agrigento (LIMC Er.243c). El carro
     es muy esquemático, muy fino, arcaico, como aquéllos de la época del
     hierro céltica o etrusca; se nos muestra el armazón sin vestir. Eros ala­
     do, desnudo, con unas magníficas alas desplegadas, sujeta las riendas
     de dos caballos blancos. Pero no hay que dejar escapar detalles aparen­
     temente insignificantes de esta pintura, que a mí sin embargo me pare­
     cen fundamentales para explicarla: se trata, en primer lugar, de un pe­
     rro que ladra delante de los caballos. Es imagen del Cerbero que custo­
     dia el Hades. La cabalgada es, sin duda, una carrera celeste, pues sobre
     las cabezas de los caballos se yergue un astro encendido, posiblemente
     el sol, y detrás del Eros auriga, otro astro que ha quedado relegado: sólo
     puede ser la tierra. Pero aún hay más: bajo la línea curvada que divide
     el cielo de la tierra, o el cielo del Hades, aparece una figura varonil, de
     la que vemos únicamente su cabeza y un par de alas abiertas. Para mí,
     se trata de la imagen del difunto, con los atributos de Eros, que ha
     depositado su alma en el carro del dios, que la transporta al cosmos en
     el registro superior.
        En un entalle  sobre  sardónica,  del  Museo de Aquileya  (LIMC
     Am.370), Eros conduce una biga de dos caballos, sosteniendo el tirso
     dionisíaco en una mano y las riendas sobre la otra. Lo interesante de
     esta miniatura es que las patas traseras de los caballos, así como las
     ruedas del carro, se apoyan sobre un rosario de esferas flotantes en el
     espacio.
        Conviene recordar que el valor psicopompo del caballo está bien
     documentado para el mundo etrusco, de donde los artistas romanos de
     los siglos IV y III a.C. tomaron sus modelos para retratar poéticamente
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