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Gral. Div. EP Juan Francisco de Vidal La Hoz
S
u apelativo de “Primer Soldado del Perú” lo ganó por
su destacada y decisiva actuación en un episodio
importante de la independencia de Chile: la toma de
Valdivia, la más importante plaza colonial de
Sudamérica, después de las fortalezas del Callao,
considerada hasta entonces inexpugnable. Al frente de
60 hombres, Vidal redujo a los 600 españoles que
guarnecían el castillo de San Carlos (3 de febrero de
1820).
Fue hijo de Julián Vidal y de Ventura Laos (o La Hoz). En
su niñez ayudó a su padre en las tareas agrícolas, y llegó
a ser nadador y jinete excelente; aunque se afirma
también que pasó a Lima para estudiar en el seminario
conciliar de Santo Toribio, y que solo laboró en el campo
durante los períodos vacacionales. Lo cierto es que
estuvo presente en la proclamación de la Independencia
realizada en Supe el 5 de abril de 1819, mientras
desembarcaban las tropas patriotas de Lord
Cochrane en su primer crucero. Fue admitido en las fuerzas patriotas como subteniente de
infantería de marina, y se le encomendó establecer contacto con los patriotas de Lima, así
como a requisar dinero y capturar presas. Viajó con la escuadra a Valparaíso (Chile), para
regresar luego con el segundo crucero en septiembre de 1819. Participó en la persecución
de la fragata Prueba hasta la isla Puná, y en Supe logró obtener víveres y agua para la
cansada y enferma tripulación. Pasó nuevamente a
Chile, y a las órdenes de Cochrane marchó hacia el
sur, donde todavía resistían los realistas. Al frente
de un destacamento de 24 hombres, tomó por
asalto el fuerte de Valdivia, el 4 de febrero de 1820,
episodio conocido como la Toma de Valdivia,
donde se destacó por su arrojo y valor, y se
recuerda una frase que dijo entonces: “Donde entra
mi gorra, entro yo”. Por esta destacada actuación
fue llamado “El primer soldado del Perú”.
Fue ascendido a capitán, pasando a integrar la IV
Compañía del Batallón Nº 8 de los Andes. Por
entonces se preparaba en Chile la Expedición
Libertadora con destino al Perú. Antes de la partida de dicha expedición, Vidal fue
comisionado para llevar comunicaciones a los patriotas peruanos, pero naufragó frente
a Huarmey, el 10 de agosto de 1820, y junto con unos pocos compañeros sobrevivientes fue
encontrado por unos bandoleros. Estos lo llevaron a Pativilca, pero logró escapar y se dirigió
a Supe. Los realistas le hicieron una serie de ofrecimientos para sumarlo a sus filas, pero él
se negó, por lo que fue perseguido. Enterado del desembarco del Ejército Libertador de San
Martín en Ancón, se concertó con otros jóvenes de Supe para dar un golpe de mano a los
realistas, que consistió en la captura de 500 caballos y 150 prisioneros con su armamento,
con los que se presentó ante San Martín en el campamento patriota.
LDdA “EL COMANDANTE” | ENERO – FEBRERO - MARZO | AÑO 11 N° 39 32