Page 105 - Abrázame Fuerte
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el periódico.
        —Pues  yo  creo  que  gira  como  siempre  —dice  su  hijo  de  manera
      despreocupada y sirviéndose sus cereales de chocolate.
        —¿Y  tú  qué  sabrás  del  mundo?  No  tienes  ni  idea  —replica  su  hermana,
      furiosa.
        —¿Y tú sí, marisabidilla? —le responde éste, con un claro tono de ataque.
        —¡Basta! —los riñe su madre.
        A  Silvia  no  le  gusta  que  le  griten:  sobre  todo,  su  madre,  después  de  la
      conversación  que  tuvieron.  ¡Vaya  manera  de  empezar  la  semana!  Sin  decir
      nada, Silvia se levanta, coge la mochila, permanece de pie oyendo con desgana
      el discurso de Dolores sobre no pelearse entre hermanos y, cuando ésta da por
      finalizado el sermón, sale disparada de casa para ir al instituto, aunque sea más
      temprano de lo habitual.
      Media hora después, en el instituto
      Suena el timbre que da inicio a las clases y la semana. « Este timbre me pone de
      los nervios; es horrible: parece que estemos currando en una fábrica» , piensa
      Marcos  escondiendo  la  cabeza,  como  si  eso  lo  protegiera  del  sonido  que  le
      retumba en los oídos.
        En el pasillo, los estudiantes ríen y hablan muy alto; se están contando sus
      grandes  fines  de  semana.  Marcos,  como  de  costumbre,  camina  solo,  y  pasa
      desapercibido. A lo lejos, ve a Estela hablar con Silvia. « ¿Les digo algo o paso?
      ¡No me apetece!» . Marcos entra en el baño de los chicos para refugiarse, pero
      ya es demasiado tarde: Estela lo ha visto.
        —¿Pasa de mí? —dice Estela, casi para sí misma, interrumpiendo a Silvia.
        —¿Quién? —pregunta ésta.
        —Pues ¿quién va a ser? ¡Marcos! ¡Me acaba de mirar y se ha escondido en
      el lavabo! ¿Será posible? —dice Estela incrédula.
        —¿Cómo sabes que se ha escondido de ti? —Silvia supone que su amiga se
      está montando una película y que, como siempre, exagera.
        —Me ha mirado. Me ha mirado y se ha ido directo al baño. Sé cuándo un
      chico me esquiva y no quiere hablar conmigo. —Estela parece decepcionada.
        Mientras, Marcos sigue encerrado en el baño. Se sienta en el váter a la espera
      de que el pasillo se despeje un poco. Para entretenerse, lee las frases que hay
      escritas en la puerta. Hay un par que le llaman la atención:
              La vida es sueño, y los sueños en sueños se quedan
               Nunca se ama bastante si no se ama demasiado
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