Page 127 - Abrázame Fuerte
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puedes hacer.
        En medio de este espectáculo, Sergio le susurra a Bea:
        —¿Siempre montáis estos números, o es porque he venido yo?
        —Ya  sabes  —le  responde  Silvia,  que,  aunque  el  chico  haya  murmurado
      bajito,  lo  ha  oído—,  « el  mundo  es  un  escenario» .  —Y  le  lanza  una  mirada
      cómplice.
        Sergio se la queda mirando y le devuelve el gesto. Silvia no aparta la vista.
      Bea se queda algo mosca con ese juego de miradas. Si supiera que han estado
      chateando a sus espaldas, le daría un infarto, ¡y entonces sí que se montaría un
      espectáculo de aúpa!
        Pero la escena que en esos momentos se está representando no se ha acabado
      todavía. David mira a Ana a los ojos y le dice:
        —Yo nunca te llamaría tontalaba. Deberías saberlo.
        —Ahora sí que lo sé. Lo siento mucho por haber dudado de ti —le confiesa
      ella, con los ojos llorosos.
        —Yo sí que lo siento. Empecemos desde cero, ¿vale?
        —Vale… —contesta la chica, sin saber muy bien qué significa eso. ¿Vuelven
      a ser… sólo amigos?
        —¿Que decía tu primer mensaje? —le pregunta él.
        La mesa permanece en silencio observando a la pareja como si estuvieran en
      el cine viendo una comedia romántica.
        Ana se decide. Saca su móvil del bolso y lee en voz alta:
        Siento  lo  del  beso  y  si  quieres  me  gustaría  mucho  quedar  contigo  para
        contarte mi punto de vista.
        —¿Te puedo contestar ahora? —le pregunta David.
        —Por favor —contesta ella.
        El chico coge su teléfono y escribe. Al instante se oye pitar el teléfono de
      Ana: mensaje recibido. Ana sonríe, temerosa también de leerlo. David espera.
      Ana lee: Yo no lo siento para nada. Entonces, él acerca su mano al rostro de Ana,
      le aparta el pelo de la cara y, de la forma más tierna posible, la besa.
        Después del beso, Ana lo mira y dice:
        —Abrázame fuerte.
        Todos deciden que ha llegado el momento de dejar solos a los enamorados e
      irse a cenar. Silvia se retira a casa. Se despide de todos y comenta que hoy le
      apetece ir al cine sola.
        —¿Qué vas a ver? —le pregunta Sergio, intrigado.
        —Aún no lo sé. —Ella le sonríe—. Me pasaré por el Texas, las que suelen
      echar no están mal. ¿Vas a casa, Marcos?
        —Sí, vamos. Pienso pasarme la noche componiendo. Ése es el plan que me
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