Page 132 - Abrázame Fuerte
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Capítulo 21
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
MARIO BENEDETTI
Casa de Marcos, sábado por la mañana
Suena el timbre en casa de Marcos. La señora Soler va a abrir la puerta,
convencida de que es algún vendedor ambulante y, al hacerlo, la ve a ella. Una
chica con una pinta muy extraña, con el pelo rojo, rastas y un piercing en la
nariz. De entrada, no le gusta nada.
—Hola —dice Estela quitándose los cascos—. ¿Está Marcos?
—Sí, creo que está en su cuarto —contesta la madre, con la voz entrecortada
por la impresión que se ha llevado al ver a la chica.
—¿Puedo pasar?
—Sí pasa, pasa, perdona —se disculpa la señora, que parece que ha visto un
fantasma—. ¡Marcos, tienes visita!
El chico se despierta sobresaltado con los gritos de su madre. Está echado en
la cama, con la guitarra encima, y vestido con la misma ropa del día anterior. Se
ha pasado la noche componiendo y tocando hasta quedarse dormido. Como su
madre vea que ha dormido vestido, le va a caer una bronca de las de
campeonato.
Estela y la madre de Marcos andan todo el pasillo de la casa sin decir nada.
La chica va detrás, y la madre no hace ni un solo gesto para que la amiga de su
hijo se sienta cómoda. Llegan a la habitación del muchacho y, al abrir la puerta,
la señora Soler dice:
—Marcos, despierta, que ha venido tu amiga… —La mujer hace una pausa