Page 133 - Abrázame Fuerte
P. 133
al darse cuenta de que ni siquiera le ha preguntado cómo se llama.
—Estela —contesta la chica con una sonrisa que la madre no sabe interpretar.
—Sí, perdona, que no te había preguntado. —La madre vuelve a repasar a la
muchacha de arriba abajo, y luego hace lo mismo con su hijo—. Qué pinta me
llevas, Marcos, ya has vuelto a dormir vestido, ¿no?
—Sí, bueno… —contesta el chico, algo avergonzado ante la presencia de su
amiga.
Estela relaja el ambiente con una gran carcajada. La señora Soler la recibe
con sorpresa, pero a la vez piensa que si la chica es muy extraña, su hijo lo es
todavía más. « Tal para cual» , piensa. Y antes de irse, dice:
—Os dejo.
Los dos chicos se miran y se parten de risa. Luego se quedan callados un rato.
Marcos no entiende muy bien qué hace Estela en su casa un sábado a las once de
la mañana, y ella se siente un pelín cortada.
—Así que duermes vestido… Ahora entiendo por qué tienes siempre cara de
recién levantado.
—Bueno, ahora estoy recién levantado —aclara el chico—. ¿A qué se debe
esta visita inesperada?
Estela no contesta y curiosea por la habitación: está llena de trastos y de cajas
sin vaciar… Mira los libros, la música y los diferentes instrumentos extraños que
colecciona Marcos… Descubre un piano pequeñito con un tubo.
—¿Qué es esto? ¿Cómo funciona? —pregunta curiosa, cogiendo el peculiar
instrumento de la estantería.
—Es un piano que se toca con la boca. Soplas por el tubo y le das a las teclas.
—¡Como un piano de viento! ¡Qué diver! ¿Cómo se llama? —pregunta
intrigada.
—Es una melódica.
—¿Melódica? —repite la chica con la boca ya metida dentro del tubo—.
Parece el nombre de un grupo de música… ¡LA MELÓDICA!
Se pone a tocar. No tiene ni idea de cómo se hace, pero la chica es muy
intuitiva, y parece que no le sale del todo mal. Resopla a la vez que abre los ojos
con fuerza, y mira a Marcos. Entonces deja de soplar y dice:
—Doy clases de música en el teatro.
—¿Y qué instrumento tocas? —pregunta él, interesado.
—Ninguno. Doy clases de canto, quería decir. Me gusta cantar pero creo que
necesitaría saber un poco de solfeo. ¿Podrías enseñarme?
—¿Yo? —contesta Marcos un poco desconcertado.
—Sí, me gustaría mucho saber algo de música. Escribo letras y tengo
nociones de canto; pero de música, ni idea. Me gustaría saber tocar la guitarra, o
el piano, ¡o la melódica! —exclama ella, guiñándole el ojo y con una gran
sonrisa.