Page 138 - Abrázame Fuerte
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Moscú y lo quiere celebrar con sus vecinos.
        —¡Vladimir! Has vuelto —dice Sergio, emocionado.
        —Chicos, os he echado de menos. Un chupito para celebrarlo.
        Vladimir también pinta, aunque lo suyo es ser pintor de fachadas. Lleva más
      de tres años viviendo en España y, gracias a Sergio y Manu, habla un castellano
      casi perfecto. Es el típico vecino que se presenta sin avisar, que tiene una novia
      diferente  cada  mes  y  a  quien  le  encanta  el  fútbol.  Lo  han  echado  mucho  de
      menos en los dos meses en que ha estado fuera. Es de esas personas que parece
      que no están, pero que hacen tanta compañía que en seguida se las echa en falta.
      Les explica que su familia está bien, que no sabe cuándo podrá volver y que se
      alegra de que todavía vivan en el piso de al lado.
        Tres chupitos más tarde, Sergio se da cuenta de que llega tarde a sus clases.
        —Chicos, me tengo que marchar.
        —Pero si sólo te has tomado tres chupitos de nada —bromea Vladimir.
        —En serio, que tengo que dar clase y conducir. Un profesor que llega a clase
      borracho no queda nada serio.
        Sergio sale a la calle un pelín mareado. Tal vez no tendría que coger la moto,
      pero son casi las cinco, llega tarde a clase, y luego ha quedado con Silvia. ¿Qué le
      va a contar? ¿Que no ha cogido la moto porque iba bebido a las cinco de la tarde?
      Ni hablar.
        Se pone el casco. Sube a la moto y le da gas. Parado en un semáforo a dos
      manzanas de la plaza, se pone a pensar en Silvia. No tiene muy claro lo que le va
      a decir. Tal vez tenga razón Manu y, en el caso de no tener las cosas claras, lo
      mejor sería no hacer nada, pero entonces tendría que anular su cita con ella.
        Mientras piensa en todo eso, el semáforo se ha puesto en verde y el chico
      sigue ensimismado. Entonces, el coche de detrás le pita muy fuerte. Sergio se
      asusta y cae de lado. Es un golpe tonto, pero la moto le cae encima, le aplasta la
      pierna contra el bordillo y hace palanca. Sergio pierde el conocimiento.
        Menos de media hora después, se encuentra en el hospital, a punto de que lo
      operen de urgencia y con una posible retirada de carné por superar la tasa de
      alcohol permitida.
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