Page 143 - Abrázame Fuerte
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Capítulo 23
Mis deseos igualmente
que por divina te admiten,
como a deidad te veneran
y como a deidad te piden…
… a la primavera hermosa
que en tus mejillas asiste,
en siempre floridos mayos
goce perpetuos abriles.
CALDERÓN DE LA BARCA
Lunes por la mañana
Sergio se despierta dolorido en la cama del hospital después de haberse pasado la
noche sumido en un sueño profundo. Abre los ojos, se siente confuso. Intenta
moverse, pero le duele todo el cuerpo. Poco a poco toma conciencia de dónde
está y de qué le ha pasado.
Con un gran esfuerzo y ayudándose de ambas manos, levanta la sábana para
descubrir el cuerpo envuelto en una bata de cuadros. Tiene la pierna derecha
cubierta de vendas blancas y cuando intenta moverla un poco, le asalta un dolor
insoportable.
Sergio se vuelve a recostar, respira hondo y clava la mirada en el techo. Le
entran ganas de llorar. Está asimilando lo que ha pasado, aunque aún está
desorientado. Es de esa clase de personas que rara vez enferman; de hecho, ni
siquiera conoce a su médico de cabecera, y la última vez que pisó un hospital fue
cuando nació una prima lejana, y lo hizo por puro protocolo familiar.
Son casi las nueve y media de la mañana cuando entra en la habitación una
enfermera de unos cuarenta años. Sergio la mira, callado; ella recibe su
despertar con una gran sonrisa y le acerca una bandeja con comida. El chico le
responde con timidez mientras la mujer arregla un poco la cama para que esté
más cómodo y dispone la bandeja cerca de él.