Page 145 - Abrázame Fuerte
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aunque el accidente ha sido grave, su novio se encuentra bien.
Bea se pone a llorar desconsolada. Ana no tarda en abrazar a su amiga. Estela
se acerca también y le pone la mano en el hombro para consolarla. La única que
no se mueve es Silvia, quien, después de recibir la noticia, ha quedado demasiado
impactada como para mover ningún músculo. Es incapaz de reaccionar. Sergio
no se presentó a la cita por culpa de un accidente. ¿Quién tiene la culpa de un
accidente? Si lo pensamos con frialdad, es evidente que Silvia no tuvo la culpa,
pero aun así no puede evitar sentirse muy mal, puesto que él había quedado con
ella.
Bea sigue llorando; Silvia siente el dolor de su amiga pero, por primera vez en
su vida, ¡es incapaz de decir nada! Las lágrimas le caen por las mejillas. Son
lágrimas como las de Bea, pero las suyas tienen un origen muy distinto.
Ana la mira y se percata de cuán desencajada tiene la cara. Entonces Silvia
se abalanza sobre las chicas, y las une a todas con un gran abrazo. Bea se siente
querida y muy apoyada.
—Gracias, Princess, no sé qué haría sin vosotras…
—Estamos aquí para lo que haga falta, ya lo sabes. —Ana intenta calmarla
con sus palabras.
—Pues ya os he dado la buena noticia… Me voy para el hospital. Después os
llamo.
Bea deshace el abrazo, se pone la mochila y pide un taxi. Las chicas la
observan en silencio.
Silvia sólo tiene ganas de irse a su casa para seguir llorando.
Poco después, en la habitación de Silvia
Aún no se puede creer lo que ha sucedido. Ni tampoco sabe cómo actuar ahora.
¿Qué debe hacer? Su primer impulso es encender el ordenador y conectarse al
chat. Puede parecer ilógico, e incluso absurdo. Si no se ha atrevido a contarles lo
que siente a sus amigas, ¿a quién se lo va a contar? ¿A un desconocido de la red?
Revisa sus amigos conectados en Facebook, Ana está entre ellos y… ¡Sergio
también! Silvia no da crédito a lo que está viendo. ¿Puede que el chico se dejara
encendido el ordenador antes del accidente? Por puro instinto, hace clic en el nick
de Sergio y se abre una ventana de chat en blanco. Decide escribir la típica
pregunta de comienzo:
Silvia dice: Estás ahí?
La chica no quita el ojo a la pantalla cuando, en apenas unos segundos,
aparece otro texto en la ventana: