Page 146 - Abrázame Fuerte
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Sergio está escribiendo…
Las pupilas de Silvia se dilatan. ¡Sergio está en el chat!
Sergio dice: Hola
Silvia dice: Sergio, eres tú?
Sergio dice: Sí, estoy en el hospital.
Silvia pega un brinco de la silla y grita con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Si
está en el hospital con un ordenador es que se encuentra bien!
Silvia dice: Y cómo te encuentras?
Espera respuesta, pero ésta no llega.
En el mismo instante, en el hospital
Bea ha entrado en la habitación 301. Es la hora de comer, por lo que la madre y
el primo de Sergio no se encuentran allí. Se acerca a su novio y lo abraza,
llorando. El chico la consuela estrechándole fuerte la mano. Después, cierra el
ordenador para que ella no descubra con quién estaba chateando. Aunque, a su
parecer, si lo descubriese no debería pasar nada (porque es normal que la gente
quiera saber cómo se encuentra uno después de lo sucedido), algo le obliga a
escondérselo a Bea.
La chica se lo come literalmente a besos, y lo acribilla a preguntas:
—¿Y qué pasó? ¿Te acuerdas de algo? ¿Te duele? ¿Cuánto tiempo debes estar
con la pierna así? ¿Y la moto?
Sergio responde cada una de las preguntas con frases muy cortas.
—No me acuerdo de nada. Dicen que me caí solo, la pierna me duele
mucho, pero me dan calmantes. Dicen que tengo para unos tres meses, y la moto
está bien, pero creo que la voy a vender. Es una moto vieja y ahora estaré
mucho tiempo sin poder llevarla.
Bea escucha las respuestas simples y desganadas de un Sergio abatido. Puede
parecer una tontería, pero ella esperaba llegar al hospital y cuidar a su chico,
esperaba que la hubiera recibido con una gran sonrisa después del susto. Pensaba
que se alegraría tanto cuando ella entrase por la puerta después de su última
charla que le diría que la quiere y que la ha echado mucho de menos y que se
equivocó y que en realidad no necesita ningún espacio, tan sólo estar con ella.
Después de todo, ¡ella ha temido tanto por su vida! Pero la realidad es diferente.