Page 136 - Abrázame Fuerte
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—No me lo creo. ¡Pero si el otro día, cuando tocabas en el bar, nos dejaste a
todas flipando! —le recuerda Estela.
—Era la primera vez que tocaba con público. Nunca-nunca, ¿recuerdas?
—Fuiste muy valiente, Marcos. Yo también soy muy vergonzosa en ese
sentido.
—¿Vergonzosa, tú? No me lo creo.
—En serio. Créeme. Puedo ser muy extrovertida y habladora.
—Lo eres.
—… y a la vez ser vergonzosa.
—Quizá sí. Pero eres fuerte. Me gusta la gente fuerte.
Estela guarda silencio. Lo que le ha dicho Marcos le gusta y no le gusta. Es
verdad que es fuerte, pero también es tremendamente frágil y sensible.
—Muchas veces tengo miedo —confiesa.
—¿De qué?
—De casi todo. Tú sí que eres fuerte. Has superado la muerte de tu padre.
—¿Quién te ha dicho que la he superado?
—Bueno, estás aquí.
—Sí claro, pero los días son muy duros. Tú puedes luchar para conseguir ese
reconocimiento que tu familia no te ofrece. A mí ya no me da tiempo. Mi padre
era el único de mi familia a quien le gustaba la música. El único que igual, algún
día, se podría haber sentido orgulloso de mí. Ahora ya no tengo a nadie.
—No digas eso. Tienes a tu madre. El reto es mucho más difícil, pero no
imposible. Creo que podemos intentarlo juntos. En serio, Marcos, ¿puedes darme
clases de guitarra? Dame una oportunidad.
—No sé, no sé… ¿Tú qué dices, Atreyu? —En cuanto oye su nombre, el perro
corre a su encuentro y se abalanza sobre él—. Creo que esto es un sí —le dice el
chico a Estela, y le guiña un ojo.
Ocho de la tarde en la plaza de la Libertad
Silvia es incapaz de llegar tarde a una cita, pero también lo es de llegar puntual.
Un cuarto de hora antes, sentada en un bar de la plaza de la Libertad, espera a
que Sergio salga de la academia. Está sentada en una terraza, aunque hace un
frío que pela, para poder ver al chico cuando salga. Se ha pedido un té con leche.
Saca de la mochila un libro de poemas de Mario Benedetti y se pone a leer.
De vez en cuando tiene que releer algunos de los versos porque, nerviosa como
está, se distrae pensando en la cita y no se entera de lo que ha leído. Bueno, la
verdad es que no puede dejar de pensar en Sergio. Está realmente nerviosa. Sabe
que el chico quiere decirle algo importante porque, si no fuera así, la cita no
tendría ningún sentido.