Page 237 - Abrázame Fuerte
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mochila que Silvia le coge en seguida. Al hacerlo, roza la mano del muchacho.
Se miran, y sus ojos centellean. Puede parecer una tontería, pero esos pequeños
detalles hacen que la vida sea mágica.
Todos reciben a Sergio con alegría y abrazos. Hace algún tiempo que no lo
ven, y el chico se ve obligado a hacer un pequeño monólogo para contarles cómo
se encuentra, cómo tiene la pierna, la vuelta a casa de su madre, el hospital, el
trabajo, el estado de la moto… Por un momento parece un presentador de las
noticias. Pero lo más importante es que está contento y tiene muchas ideas para
la fiesta de mañana. Le despierta su parte más creativa y original. Los colores
vivos de los globos y las serpentinas, la gente, las sorpresas, el pastel, los regalos
y la celebración de un cumpleaños son una combinación excelente para que el
chico active su gran imaginación.
Minutos después
Las chicas se organizan rápido. Los chicos deciden, a modo de lluvia de ideas,
qué pica-pica y bebidas necesitan. Ana llama al Piccolino, con cuyo dueño
Sergio ya había hablado, para confirmar que a la tarde siguiente pueden celebrar
la fiesta allí y, sobre todo, para conseguir que la comida puedan llevarla ellos
para que les resulte más barato que encargar el catering en el bar. Y es que Ana
tiene la habilidad de conseguir cosas increíbles. Esta vez, también se ha salido con
la suya: los chicos llevarán el pica-pica y el Piccolino pone las bebidas, que cada
uno pagará según consuma. Es un buen trueque. Ellos llenarán el bar y seguro
que el Piccolino hace más caja que un domingo normal.
—¡Chócala, Ana! —exclama Silvia con la mano en alto, para que su amiga
choque los cinco.
—¡A las seis de la tarde en el Piccolino! Me han dicho que podremos apagar
las luces para darle una buena sorpresa a Bea y que nos reservan la sala del
fondo. ¡Bea alucinará! —comenta Ana, emocionada.
—Chicas, ¡tengo una idea! —Sergio salta emocionado y, a la pata coja, se
acerca a su mochila que está en el suelo, la recoge y la pone encima de la mesa.
Todos lo observan expectantes. Abre la mochila al tiempo que dice—: He
pensado que estaría bien… ¡que nos pusiéramos máscaras! He hecho unas
plantillas de cartón. He traído tijeras y papel reciclado de colores. Hay tres tipos
de plantillas. —El chico se dispone a presentarlas una por una—. La primera es
un sol, la segunda, una luna, y la tercera, una estrella. ¿Qué os parece?
—¡Me encaaaaantaaaa! —grita Silvia abrazándolo y deshaciendo el abrazo a
toda prisa, sonrojada.
Sergio le aprieta la mano y le sonríe, mirándola a los ojos. Es sólo un segundo
pero Silvia siente que significa algo.