Page 233 - Abrázame Fuerte
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Capítulo 34
El hombre moreno y alto
con voz de viento salino
le dice mientras su talle
aprieta como un jacinto:
—Llevo tu nombre en el brazo
tatuado desde niño
y en el corazón un ancla
de juramento perdido.
RAFAEL DE LEÓN
Sábado, en la cocina de casa de Silvia
—¿Qué día es hoy? —pregunta David a Silvia.
—Sábado —contesta su hermana, mientras toma tranquila su té con leche.
—¿Ya estamos a sábado? ¡Qué rápido pasa el tiempo! —El chico se pone la
mano en la cabeza. Silvia lo observa desde su silla. David se acaba de levantar y
lleva los pelos que parece un puercoespín. ¿Tan despistado anda su hermano?
—¿Qué día creías que era? —pregunta dando un sorbo de su taza.
—No lo sé… —responde éste a la vez que se prepara un vaso de leche con
cacao—. Pero a veces tengo la sensación que el tiempo pasa superrápido. No me
doy cuenta y ¡zasss!, lunes, y ¡zasss!, sábado.
Silvia piensa. Su hermano tiene toda la razón. Los horarios del instituto rigen
su vida de tal forma que uno no se da cuenta de que el tiempo se pasa volando. El
sábado y el domingo parecen eternos comparados con los días de diario.
—¿De qué están hechos los sábados? —Silvia sorprende a su hermano con
una pregunta muy poco usual.
—No sé, de… ¿fiesta? —David sonríe. Cree que ha dado en el clavo.
—Puede ser… Yo diría que de libertad. —Silvia toma otro sorbo de té. Su
hermano se queda callado y comparten unos minutos de silencio. De alguna
manera ambos llevan razón pero lo que ha dicho Silvia ha calado hondo en ellos.