Page 234 - Abrázame Fuerte
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—Libertad…  Libertad  para  hacer  lo  que  quieras,  como  quieras  y  cuando
      quieras. Libertad para levantarte tarde, quedar con las amigas, poder estudiar en
      cualquier momento…, ¡no tener que ir al instituto!
        —Silvia… ¿Estás bien? —pregunta David curioso.
        —Sí, sí… Sólo pensaba en voz alta y me has hecho reflexionar… Nada más.
        La chica se levanta de la mesa tranquila. Pasa junto a su hermano, que está
      sentado tomándose su leche con cacao, y le acaricia suavemente la espalda por
      detrás.  Con  paso  lento  pero  constante  se  dirige  a  su  habitación.  Se  siente  en
      calma, y algo más pensativa de lo habitual.
        Ya en su dormitorio, sentada en la silla del escritorio, abre el ordenador y se
      da cuenta de que esta semana apenas ha visto a las Princess. En el instituto sí,
      pero  no  han  quedado  para  ir  al  parque,  ni  para  pasear…  sólo  se  han  visto  en
      clase. Eso le hace pensar en un pequeño detalle: siempre que han quedado de un
      tiempo a esta parte ha sido porque ha pasado algo. Algo negativo. El accidente de
      Sergio,  lo  suyo  con  lo  de  Nacho,  la  ansiedad  de  Estela,  el  bajón  de  Ana  con
      David… y aunque después se haya arreglado todo, queda como un poso raro.
      Sabe  que  si  hubiera  pasado  algo,  las  Princess  se  habrían  llamado  y  habrían
      quedado, pero parece que si no hay temas que resolver, no se echan tanto en
      falta.
        Antes  las  Princess  quedaban,  quizá  no  todos  los  días,  pero  sí  con  mucha
      frecuencia, y por el simple hecho de quedar, de estar juntas. Ir al cine, tomar
      algo, lo que fuera. Ahora Estela anda todo el día con Marcos, Ana con David, y
      Bea con Sergio… Los chicos de sus sueños. ¿Y ella? Ella se siente sola y echa
      mucho de menos a sus amigas.
        Silvia  abre  el  Messenger:  ni  rastro  de  las  Princess.  Es  que  ni  siquiera  hay
      mensajes  de:  Eh…  ¿Cómo  estás?  ¿Hacemos  algo  este  sábado?  Apaga  el
      ordenador y se tira en la cama. Abraza su cojín en forma de corazón de rojo
      terciopelo y mira el techo como si fuese el horizonte. La chica está mortalmente
      aburrida. « Libertad… Libertad para aburrirse» , susurra.
        De pronto vibra el móvil. Lo coge. ¿Sergio? ¿Qué querrá?
        Hola! Cómo estás? Oye, lo de la fiesta de Bea sigue en pie? Es mañana!
        Con  tanto  ajetreo,  la  chica  ni  se  acordaba.  ¡La  fiesta  de  Bea  es  mañana!
      ¡AAAHHHH!  Ninguna  de  las  Princess  ha  dicho  nada  en  toda  la  semana.
      Tampoco  Bea,  aunque  es  normal  que  ni  siquiera  mencione  lo  de  su  cumple,
      porque no le gusta cumplir años y tampoco le gusta organizar su propia fiesta;
      pero este año será distinto…
        Silvia consulta la hora en el móvil y decide tomarse su tiempo para contestar.
      Veinte minutos le parecen bien. No quiere que Sergio piense que ella está a su
      servicio  o,  dicho  de  otra  manera  mucho  más  sincera,  no  quiere  que  Sergio
      piense…¡que anda pendiente de él!
        La verdad es que no estaría mal que se reuniera con Ana y Estela. Podrían
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