Page 239 - Abrázame Fuerte
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—Son nueve con sesenta y cinco. Hay globos, serpentinas y confeti para una
      fiesta mayor…
        —Hora de la recolecta —dice Ana para todo el mundo.
        Todos  hurgan  en  sus  bolsillos  para  dar  su  parte  a  Marcos.  Estela  no  lleva
      dinero encima y se acerca al chico para disculparse. Es entonces cuando nota
      que a éste le pasa algo. Él la mira inquieto y, antes de que ella hable, dice:
        —Estela, ¿puedes venir conmigo un momento? —La chica accede. Marcos
      sale al  pasillo.  Se  pone  enfrente de  ella  y  la coge  de  las  manos—.  Tengo que
      decirte  algo  importante…  —dice  mirándola  fijamente.  La  chica  se  sonroja.
      « ¿Va a declarárseme ahora?» —. Cuando estaba comprando los globos y todo
      eso he recibido una llamada… ¡Y si te digo de quién, te vas a morir!
        —¡Cuenta! —exclama Estela, nerviosísima.
        —¡Nos han  seleccionado  para  participar en  el  concurso!  —Estela  pone los
      ojos como platos, boquiabierta. Está tan emocionada que es incapaz incluso de
      chillar.  En  vez  de  eso,  empieza  a  saltar  como  una  loca.  Marcos  la  sujeta  con
      fuerza para que le siga prestando atención—. ¡Escucha! ¡Escucha!, que aún no
      he terminado. La mujer me ha dicho que en principio no nos habían seleccionado
      pero  que  un  cantante  se  ha  dado  de  baja  y  nosotros  éramos  los  primeros
      suplentes.
        —Ah… —Esa información no ha sentado muy bien a la chica.
        —Parece que el chico al que habían elegido no puede concursar por no sé
      qué de derechos de autor y entonces vamos a tocar nosotros.
        —Y… ¿Cuál es el problema?
        —Pues que tocamos mañana… y no podremos ir a la fiesta de Bea. Si te soy
      sincero,  este  concurso  me  importa  muy  poco.  Creo  que  prefiero  tocar  en  la
      fiesta.
        Marcos se pone serio de verdad.
        —Pero ¡qué dices! ¡Ésta es nuestra oportunidad! ¿A qué hora tenemos que
      estar ahí?
        —Sobre las cuatro para prepararnos. La señora me ha dicho que nos enviarán
      un taxi.
        —Pues no se hable más… Mañana por la mañana ensayamos y ya está.
        —¿Y la fiesta? —pregunta el chico no muy convencido.
        —¿La fiesta? Para mí cada día es una fiesta, Marcos. Pero no todos los días se
      tiene una oportunidad así. ¡Es la tele! ¿Entiendes?
        Marcos sonríe: Estela lo ha convencido. Ambos vuelven a la cocina. Todos
      están  haciendo  sus  labores  mientras  escuchan  con  una  sonrisa  en  los  labios  a
      Miguel, que está acabando de contar un chiste:
        —… y entonces el caracol le dijo a la pelota de baloncesto: « Tú sí que estás
      bien protegida pero ¿no te duele cuando botas?» .
        David se parte de risa.
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