Page 25 - Punto de Fuga_2_Neat
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pudo rearmar el barquito luego de la emboscada esa
madrugada y llegó a Francia, a un campo de refugiados,
muerto de frío y de incertidumbre.
¿Y Puchini me daba clases de moral?
“Puchini, soy adolescente, soy rebelde, y tengo razones
para odiarte”, pensaba yo descargando la violencia sobre mis
mandíbulas.
Antes de nacer en Olga, a los seis años, había visto las
marcas en las muñecas y en los tobillos del cuerpo de mi
padre. Y él, al percatarse que yo las miraba, me contó que
durante la última dictadura, en 1976, en abril, lo habían
llevado a un sitio de Prefectura en Zárate, que lo mantuvieron
atado a una silla durante un mes con un alambre que se le
incrustaba en la piel.
Sí, mi papá cagaba y meaba en esa situación. A veces le
traían algo de comer, como comida de perro. Él lo único que
pedía era agua. De chica me repetía la importancia de tener
agua, que te puede faltar comida pero una persona alimentada
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