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            saltaba a la cuerda en un bosque donde la esperaban la muerte y el sexo. Pero tú, Alejandra, le has
            ganado tanto a la vida como a la muerte, porque eres mucho más fuerte de lo que crees. Has crecido,
            Alejandra, y lo que sabes tú es lo que ignoramos nosotros. Cómo hacer, pequeñita, para saberlo, cómo
            hacer…
                   Y vuelve lo viejo de lo nuevo. Tu juventud es más vieja que la edad de los hombres. Tu vejez es
            nueva, como un juguete de cuerdas, como una cajita de sorpresas, como una pequeñita y adorada vida
            que otros llaman muerte, como cuando eras Flora y ya dejaste de serlo y en el Florida nos cubrías de
            poemas como besos y los ojos de los que quisimos ser puros se nos cubrían de rubor, y un poema tuyo
            era la buena nueva. Hoy has crecido, Alejandra y has tomado tu tamaño más exacto y me dices, hasta
            luego, muchachito, no tengas miedo
                                         Rubén

            j) Ramón Gallo. s/d. 1 pp.


            Carta recibida por el poema Anillos de Ceniza publicado en La Nación.

            Alejandra:
                          No sé si mi nombre llegará a recordarte los tiempos en que fuimos compañeros de
            Facultad, ni siquiera sé si ese recordar conservará en tu memoria perfiles nítidos. Solo sé que no podía
            dejar  de  escribirte,  respondiendo  inmediatamente  a  tus  ANILLOS  DE  CENIZA.  He  sentido  una
            impresión muy fuerte ante ellos, casi he intuido el “ramos a lila rompiéndose”, como he creído adivinar
            de esa “tribu de palabras mutiladas” cuando es de noche.
                          ¡Mucha veces siento la necesidad y lo he inatentado muchas otras: pero, Alejandra,
            cuando invariablemente se alzan en torno muros de silencio erigidos por los “ancerolazados grismente
            en el alba”, prefiero volver a mi soledad interior, único camino de liberación. Pero yo no quiero ser como
            ellos, y por eso escribí estas palabras al recuerdo de las tuyas.
            Sigue cantando para que lo hagan ellos, canta Alejandra, yo también te escucho!
                                                                     Ramón Gallo
            k) Marina Kaplan. abril 21. 1 pp.

            21 de Abril


            Mi querida Alejandra.

            Solo quiero felicitarte, o decirte que admiro, o que comparto Árbol de Diana. Es perfecto en el peso
            absoluto de cada poema – se caen adentro y apaciguan una necesidad atrás de otra.
            Estoy bastante mal interiormente y por eso es que no escribo más.
            Tu “mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos”, tu búsqueda “con todo” de una única nota más próxima,
            se han traducido.
            Lo mereces. Porque eres, como diría Roberto “sin regateos”. Y de una calidad bella.
                                                Cálidamente,
                                                              Marina

            P. D. En otra carta que te había escrito y que encontré decía hablando de tus poemas que “son de una
            madurez, de una pasión – se escapa y hace reventar a las fases – y de una honestidad poética únicas”.
            P. D. 2. Está mal lo de  calidad y cálidem pero eran las 2 palabras que quería usar.
            P.D. 3. Si tu inglés, he avanzado, leí el estudio de Blyth sobre Hailen, que Octavio P. tiene en su casa. No
            puedo decirte lo que es eso…: un libro sencillo y completo como esa mariposa de muchos de los…


            Enviada por Marina Kaplán – Macías 369 – Adrogué – Bs. As. - Argentina





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