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c) Héctor Murena, Marzo 7, 1962
EDITORIAL SUR S. A.
Independencia 802 – T. E. 23-9603
Buenos Aires
7-III- 62
Querida Alejandra:
Tu libro me ha gustado realmente mucho. La tensión que hay en cada página,
con dos, con tres, con una línea, es excepcional. Es superior a tus libros anteriores, lo cual no quiere
decir que los anteriores: en éste has alcanzado -mediante una serenidad que se traduce en liquidación
de elementos inútiles- el límite que en los otros se sentía temblar alrededor como una aureola. Creo que
el libro se puede dar con todo el material que me has enviado. Damos: Apariciones y silencios, los dos
poemas de La última inocencia, el poema de Las aventuras perdidas y en cuanto a los restantes podremos:
Otros poemas (de Poesía=Poesía, número de diciembre de 1959) ¿Te parece bien? Te recomiendo que no
bien tengas el texto de Octavio Paz me lo mandes. Y en la foto te parecés a Alfonsina Storni.
Le escribo ahora mismo a Bonnefot. Naturalmente, me da lo mismo que los
poemas sean antiguos o nuevos: importa que sean buenos, puesto que por estas latitudes es
prácticamente desconocido. Le digo que eventualmente vos pasarías a verlo o tal vez Ivonne. Y le doy tu
dirección por si ustedes no pasan y él quiere decirles algo.
Están aquí los Cortázar, pero aún no he podido verlos. Llamé por teléfono sin
éxito. De todos modos, confío en encontrármelos esta semana. Sé que Aurora visitó a los Girri y les
habló de tu vida dimezzata… (aunque en la foto no tenés cara de hambre).
Tuve algunas buenas noticias. En Italia Longanesi ha comprado Las leyes de la
noche para traducirla, y también traducirán
Homo Atomicus. No sé qué estará ocurriendo
con La Fatalidad de los Cuerpos que Gallimard
me compró hace tres años. Su ritmo es el de la
carreta fantasma (el de Gallimard).Y me
gustaría que Homo Atomicus saliese en Francia,
pero hasta ahora no hay nada a la vista.
Sin embargo, esas
buenas noticias no sirven para nada. Siento
que aquí -y en todo el mundo- hay una
expectante angustia (que en el arte se traduce
desde hace cincuenta años en un afán de
originalidad -en el sentido de peculiaridad-
que impide ser original -en el sentido de
origen-) que no nos deja aceptar, convivir el
propio destino, por humilde o magnífico que
sea. Ach! Somos como el burro que baja por
una pendiente muy empinada y el carro desde
atrás lo apura y lo lastima cada vez más, cada
vez más…
Bueno, cara, nada más.
Un gran abrazo
Héctor
Alejandra Pizarnik - An Archive