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todos estos días en los que celebramos la pasión, muerte y
resurrección de Jesús.
Por todo ello, me gustaría dedicar este pregón,
especialmente, a todas las mujeres de Frigiliana.
Y todo esto viene a colación, porque la memoria me dice que
tras cada momento que recuerdo, hay una mujer.
Como no recordar a mi madre preparando la túnica, a mi
prima Carmen Puri la primara vez que me ató el cíngulo a la
cintura, a mi mama Lola en la mecedora ofreciendo casa y
despensa a quien pisara su casa.
Como no recordar, cuando éramos niños, y llegada la mañana de
Jueves Santo y andábamos cuchicheando entre banco y banco
viendo como los hermanos hacían los preparativos. El ir y venir de
estandartes, tronos y horquillas.
Pero todo se paraba cuando Rosarico “La Joaquín”, Dolores “La
Coba”, o Pilar entraban en la iglesia y nos echaban a todos fuera
para cambiar las vestimentas de Nuestro Padre Jesús y Nuestra
Señora de los Dolores. Ese momento especial, sólo ellas lo
conocieron. Quién hubiera sido mujer para formar parte de ello.
Por todo esto, nuestra Semana Santa es femenina. No por
una cuestión lingüística, ni por aquello de lo políticamente
correcto, si no que lo es en su más profunda esencia.
Y tanto es así, que aquí, en Frigiliana, abrimos la Semana Santa el
Viernes de Dolores en honor de nuestra patrona. Felicidades
adelantadas a todas las que lleváis su nombre. María Santísima de
los Dolores. Aunque aquí nos guste más llamarlas Lola, Loli,
Lolita… Sea como fuere, felicidades a todas. Como dice el
cántico, Ella es Nuestra Patrona, Nuestra Madre, Nuestra
Abogada, Nuestra Protectora. En Frigiliana tiene, sin duda, su
altar. En Frigiliana somos todos y todas especialmente marianos.
Sí…, su nombre es María. Una muchacha normal, de un
pequeño pueblo del actual Israel. Lo que no fue normal fue su vida