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¡...UN POCO DESDE ACÁ...!

          Pacha Mama, quería que los chibchas conocieran otra clase de
          maíz, e hizo que lloviera durante una larga temporada para
          mejorar los nutrientes de la tierra. Así, creció de nuevo la planta
          del maíz, el grano salió negro. Los indígenas pensaban que era
          una  maldición  o  un  mal  presagio  de  los  dioses,  pues
          únicamente conocían el maíz de grano amarillo como el oro.
          Nemequene Zipa, cacique de la tribu, pensaba lo mismo, y
          mandó arrancar la planta de raíz, ordenó que las espigas   se
          regaran en la tierra con el mismo grano negro.

          Luego, Pacha Mama pensó enviarles el fruto de la semilla que
          fuese blanco. Maíz blanco con algunos granos rojos. Cuando
          creció la planta, los chibchas viendo el maíz que salió y se
          sorprendieron de esa mezcla, de ese extraño grano. Este fruto
          fue llevado a Kizara, la pitonisa. Ella, como pitonisa de la tribu,
          recibió el fruto, a ella acudieron los hombres para que les dijera
          porque  el  maíz  salía  al  comienzo  negro  y  luego  rojo;  al
          observar les dijo:- “¡van a  suceder muchas  cosas, la mayoría
          son desgracias, existían seres que sólo vendrían en búsqueda
          del color amarillo y encontrarán tesoros en medio del dolor,
          pero estos seres no comerán su oro vegetal sino que su hambre
          será producto de la avaricia, y buscarán saciarse con el amarillo
          y  el  blanco  resplandeciente  del  metal  que  ofrecemos  a  los
          dioses!”  Afirmó  la  pitonisa  que,  tales  seres  llegarían  y
          arrasarían cual plaga con todo lo que hubiere a su paso, no eran
          seres  de  este  mundo  aunque  lo  parecerán,  resumió  Kizara.
          Agregó  la  recomendación  que  debían  estar  siempre  unidos
          porque  llegarán  seres  que  parecerán  hermanos,  estos  seres
          tendrían pieles negras, pieles blancas y pálidas además de los
          mismos frutos que se generaran a partir de sus respectivas
          mezclas. El panorama era confuso.

          Nemequene   Zipa, pensó, que eran mentiras de la pitonisa
          Kizara, que estaba confundida. De nuevo dio orden de arrancar
          y quemar dicho maíz. Pacha Mama  les siguió enviando maíces


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