Page 57 - MARX DOSCIENTOS AÑOS DESPUÉS (2018)
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Marx: doscientos años después (1818-2018)

            Todas  sus  obras  referentes  al  proletariado,  quiere  que  sean
            sus armas. Invita a la unidad de los trabajadores –sin división
            de  género-  más  allá  de  las  fronteras,  pues  sabe  que  el
            enemigo  es  el  mismo.  “Aunque  Marx  se  emocionaba
            profundamente  ante  los  sufrimientos  de  las  clases
            trabajadoras,  no  fueron  las  consideraciones  sentimentales
            sino el estudio de la historia y la economía política lo que lo
            acercó a las ideas comunistas”, observaba Lafargue, (2002, p.
            234).

            Pensemos en lo siguiente: cuando se habla de amor se habla
            de  dedicación  en  mente  y  cuerpo.  El  factor,  después  de  la
            simpatía, más determinante de toda relación es el tiempo. Sin
            tiempo para dedicar o que nos dediquen, una relación no se
            sostendrá,  excepto  se  lleguen  a  esos  acuerdos,  pero  por  lo
            general,  alguna  de  las  dos  partes  terminará  objetando  ese
            acuerdo. Suele pasar en la vida real.

            Entonces, puede decirse según la muy común lógica anterior
            que, para Karl Marx, su tesoro más preciado, el tiempo, fue
            absorbido por la causa  obrera. Parece que una  parte de  esa
            novia apreciaba el esfuerzo, más hacía falta hacer más.

            Cabe  una  pregunta:  ¿sería  que  esa  clase  obrera  si  le
            correspondía a Karl? Mirando los hechos, parece que no era
            muy receptiva, aclarando que se habla de una clase nueva con
            grandes  limitaciones  de  comprensión  precisamente  por  las
            mismas circunstancias que imponía el sistema imperante, ese
            gran  dragón.  Además,  tratar  de  centralizar  la  atención  a
            millones de almas en Europa y luego en el resto del globo era
            una  tarea  imposible  si  la  comparamos  con  nuestra  era  del
            Face,  del  Twitter  o  del  WathsApp  -¡o  de  lo  que  vendrá!-
            donde sigue siendo difícil.





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