Page 287 - El Señor de los Anillos
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Orthanc; y me encontró de pie en la cima de la torre. Le hablé entonces y me
      llevó por los aires, antes que Saruman se diera cuenta. Yo ya estaba lejos cuando
      los lobos y los orcos salieron por las puertas de Isengard en mi persecución.
        » "¿Hasta dónde puedes llevarme?", le dije a Gwaihir.
        » "Muchas leguas", me dijo, "pero no hasta el fin de la tierra. Me enviaron a
      llevar noticias y no cargas".
        » "Entonces tendré que conseguir un caballo en tierra", dije "y un caballo de
      veras rápido, pues nunca en mi vida tuve tanta prisa".
        » "Si es así te llevaré a Edoras, donde reside el Señor de Rohan", me dijo,
      "pues no está muy lejos".
        » Me alegré, pues en la Marca de los Jinetes de Rohan, habitan los Rohirrim,
      los Señores de los Caballos, y no hay caballos como aquellos que se crían en el
      valle, entre las Montañas Nubladas y las Blancas.
        » "¿Podemos confiar todavía en los Hombres de Rohan, tú crees?", le dije a
      Gwaihir pues la traición de Saruman había debilitado mi confianza.
        » "Pagan  un  tributo  de  caballos",  me  respondió,  "y  todos  los  años  mandan
      muchos a Mordor, o así se dice; pero no han caído aún bajo el yugo. Pero si
      Saruman se ha vuelto malo, como dices, la ruina de esta gente no podrá tardar
      mucho".
      —.Poco antes del alba me dejó en tierras de Rohan, y he alargado demasiado mi
      historia.  El  resto  tendrá  que  ser  más  breve.  En  Rohan  descubrí  que  el  mal  ya
      estaba trabajando: las mentiras de Saruman; y el rey no quiso prestar atención a
      mis advertencias. Me invitó a que tomara un caballo y me fuera, y elegí uno
      muy a mi gusto, pero poco al suyo. Tomé el mejor caballo de aquellas tierras y
      nunca he visto nada que se le parezca.
        —Entonces tiene que ser una bestia muy noble —dijo Aragorn y saber que
      Sauron  recibe  tales  tributos  me  entristece  más  que  muchas  otras  noticias  que
      pudieran parecer peores. No era así cuando estuve por última vez en esa tierra.
        —Ni lo es ahora, lo juraría —dijo Boromir—. Es una mentira que viene del
      enemigo.  Conozco  a  los  Hombres  de  Rohan,  sinceros  y  valientes,  nuestros
      aliados; aún viven en las tierras que les dimos hace mucho tiempo.
        —La  sombra  de  Mordor  se  extiende  sobre  países  lejanos  —respondió
      Aragorn—. Saruman ha caído bajo esa sombra. Rohan está sitiada. Quién sabe lo
      que encontrarás allí, si vuelves alguna vez.
        —No por lo menos eso —dijo Boromir— de que regalan caballos para salvar
      la vida. Aman tanto a los caballos como a sus familias. Y no sin razón, pues los
      caballos de la Marca de los Jinetes vienen de los campos del Norte, lejos de la
      Sombra, y la raza de estos animales, como la de los amos, se remonta a los días
      libres de antaño.
        —¡Muy cierto! —dijo Gandalf—. Y hay uno entre ellos que debe de haber
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