Page 1209 - El Señor de los Anillos
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por  ti,  y  sangraríamos  otra  vez.  Pero  no  entraremos  en  Khazad-dûm.  Tú  no
      entrarás en Khazad-dûm. Sólo yo he mirado a través de la sombra de las Puertas.
      Más  allá  de  la  sombra  te  espera  todavía  el  Daño  de  Durin.  El  mundo  ha  de
      cambiar y algún otro poder que no es el nuestro ha de acudir antes que el Pueblo
      de Durin llegue a entrar en Moria otra vez.
      Así  fue  que  después  de  Azanulbizar  los  Enanos  se  dispersaron  de  nuevo.  Pero
      primero, con gran trabajo, despojaron a todos sus muertos para que no vinieran
      los  Orcos  y  no  les  sacaran  las  armas  y  cotas  de  malla.  Se  dice  que  todos  los
      Enanos que abandonaron el campo de batalla iban agobiados bajo un gran peso.
      Luego levantaron muchas piras y quemaron todos los cuerpos de sus parientes.
      Hubo muchos árboles derribados en el valle, que en adelante quedó desnudo, y
                                 [28]
      las emanaciones de la quema se vieron desde Lórien.
        Cuando de los terribles fuegos quedaron cenizas, los aliados volvieron a sus
      propios países, y Dáin Pie de Hierro condujo al pueblo de Náin de regreso a las
      Colinas de Hierro. Entonces, de pie junto a los restos de la gran hoguera, Thráin
      le dijo a Thorin Escudo de Roble:
        —¡Algunos pensarán que esta cabeza se pagó cara! Cuando menos, hemos
      dado nuestro reino por ella. ¿Volverás conmigo al yunque? ¿O mendigarás tu pan
      en puertas orgullosas?
        —Al yunque —respondió Thorin—. El martillo por lo menos mantendrá los
      brazos fuertes hasta que puedan blandir otra vez instrumentos más afilados.
        De modo que Thráin y Thorin, con los que quedaban de sus seguidores (entre
      los  que  se  contaban  Balin  y  Glóin),  volvieron  a  las  Tierras  Brunas,  y  poco
      después se mudaron y erraron por Eriador, hasta que levantaron un hogar en el
      exilio al este de las Ered Luin, más allá del Lune. De hierro era la mayor parte
      de las cosas que forjaron en aquellos días, pero en cierto modo prosperaron, y
      poco a poco fueron creciendo en número. [29]  Pero, como había dicho Thrór, el
      Anillo necesitaba oro para hacer oro, y de ese o de cualquier otro metal precioso
      tenían muy poco o nada.
        De  este  Anillo  algo  ha  de  decirse  aquí.  Los  Enanos  del  Pueblo  de  Durin
      pensaban que era el primero de los Siete en haber sido forjado; y dicen que le
      fue dado al Rey de Khazad-dûm, Durin III, por los herreros élficos, y no por
      Sauron,  aunque  sin  la  menor  duda  había  puesto  en  él  un  poder  maligno,  pues
      había ayudado en la forja de todos los Siete. Pero los poseedores del Anillo no lo
      exhibían  ni  hablaban  de  él,  y  rara  vez  lo  cedían  en  tanto  no  sintieran  que  se
      acercaba  la  muerte,  para  que  otros  no  supiesen  dónde  se  guardaba.  Algunos
      creían que había quedado en Khazad-dûm, en las tumbas secretas de los reyes, si
      no  había  sido  descubierto  y  robado;  pero  entre  la  parentela  del  Heredero  de
      Durin  se  creía  (erróneamente)  que  Thrór  lo  había  llevado  puesto  cuando
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