Page 1210 - El Señor de los Anillos
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regresara  allí  de  prisa.  Qué  había  sido  entonces  de  él,  lo  ignoraban.  No  fue
      encontrado en el cuerpo de Azog.
        No  obstante,  como  los  Enanos  creen  ahora,  es  posible  que  Sauron  hubiera
      descubierto con sus artes quién tenía este Anillo, el último, y que los singulares
      infortunios de los herederos de Durin fueran en gran parte consecuencia de la
      malicia de Sauron. Porque por este medio no era posible corromper a los Enanos.
      El  único  poder  que  los  Anillos  tuvieron  sobre  ellos  fue  el  de  poner  en  sus
      corazones la codicia del oro y otras cosas preciosas, de modo que si les faltaban,
      todo otro bien les parecía desdeñable, y se llenaban de cólera y de deseos de
      venganza  contra  quienes  los  privaban  de  ellas.  Pero  desde  un  principio  fueron
      hechos  de  una  especie  que  resistía  con  firmeza  cualquier  clase  de  dominio.
      Aunque podían ser muertos o quebrantados, no era posible reducirlos a sombras
      esclavizadas a otra voluntad; y por la misma razón ningún Anillo afectó sus vidas,
      ni hizo que fueran más largas o más cortas. Y por eso Sauron los odió todavía
      más, y más deseó quitarles lo que tenían.
      Fue quizá en parte a causa de la malicia del Anillo que Thráin, al cabo de algunos
      años, se sintió inquieto y descontento. No pensaba en otra cosa que en el oro. Por
      fin, cuando ya no pudo soportarlo, volvió sus pensamientos a Erebor, y decidió
      regresar. No dijo nada a Thorin del peso que tenía en el corazón; se despidió y
      partió junto con Balin y Dwalin y unos pocos más.
        Poco se sabe de lo que le sucedió luego. Parecería ahora que tan pronto como
      se  puso  en  camino,  los  emisarios  de  Sauron  le  dieron  caza.  Los  lobos  lo
      persiguieron,  los  Orcos  le  tendieron  emboscadas,  unos  pájaros  malvados
      arrojaron  sombra  sobre  su  camino,  y  cuanto  más  intentaba  ir  hacia  el  norte,
      tantos más infortunios se lo impedían. Hubo una noche oscura en que él y sus
      compañeros andaban de un lado a otro más allá del Anduin, y por causa de una
      lluvia  negra  se  vieron  obligados  a  buscar  refugio  bajo  los  árboles  del  Bosque
      Negro. A la mañana Thráin había desaparecido, y sus compañeros lo llamaron
      en  vano.  Lo  buscaron  durante  muchos  días  hasta  que  por  fin,  perdida  toda
      esperanza, partieron y volvieron junto a Thorin. Sólo mucho después se supo que
      Thráin había sido atrapado vivo y llevado a las mazmorras de Dol Guldur. Allí
      recibió tormento y le arrebataron el Anillo, y allí por fin murió.
        De este modo Thorin Escudo de Roble se convirtió en el Heredero de Durin,
      pero  heredero  sin  esperanzas.  Cuando  Thráin  se  perdió,  tenía  noventa  y  cinco
      años,  un  gran  enano  de  orgulloso  porte,  pero  parecía  contento  en  Eriador.  Allí
      trabajó mucho tiempo y traficó y almacenó riquezas; y la población aumentó
      con la llegada de muchos miembros errantes del Pueblo de Durin, que cuando
      oyeron  decir  que  estaba  en  el  Oeste,  acudieron  a  él.  Ahora  tenían  hermosas
      estancias  en  las  montañas  y  almacenes  de  bienes,  y  sus  días  no  parecían  tan
      duros,  aunque  en  sus  canciones  hablaban  siempre  de  la  distante  Montaña
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