Page 70 - El Señor de los Anillos
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amigos a quienes les pedí que lo siguieran.
» Los elfos de los bosques fueron los primeros en rastrearlo; tarea fácil para
ellos, pues las huellas de Gollum estaban todavía frescas. Atravesaron el Bosque
Negro y volvieron, pero nunca lo alcanzaron. En el bosque corrían muchos
rumores sobre él, historias terribles, aun entre los pájaros y las bestias. Los
Hombres del Bosque hablaban de un nuevo terror, un fantasma que bebía sangre,
que se subía a los árboles en busca de nidos, que se arrastraba por las cuevas en
busca de niños, que se deslizaba por las ventanas en busca de cunas.
» En el límite occidental del Bosque Negro las huellas se desviaban. Iban
hacia el sur y se perdían fuera del dominio de los elfos. Y entonces cometí un
gran error. Sí, Frodo; y no el primero, aunque me temo que el peor de todos.
Abandoné el asunto; lo dejé ir a Gollum, pues tenía otras cosas en que pensar y
confiaba todavía en la sabiduría de Saruman.
» Bueno, esto sucedió hace muchos años. Desde entonces he pagado mi error
con días oscuros y peligrosos. El rastro se había borrado hacía mucho cuando lo
retomé, después de la partida de Bilbo. Y mi búsqueda habría sido en vano si no
hubiese contado con la ayuda de un amigo, Aragorn, el más grande viajero y
cazador del mundo en esta época. Buscamos juntos a Gollum por toda la
extensión de las Tierras Ásperas sin esperanza y sin éxito. Por último, cuando yo
ya había abandonado la persecución y me había ido a otras regiones,
encontramos a Gollum. Mi amigo regresó luego de haber pasado grandes
peligros, trayendo consigo a la miserable criatura.
» Gollum no me dijo en qué había estado ocupado. No hacía más que llorar,
llamándonos crueles, entre gorgoritos; y cuando lo presionábamos gemía y
temblaba, restregándose las largas manos y lamiéndose los dedos, como si le
dolieran o como si recordase alguna vieja tortura. Pero temo que no hay ninguna
duda: Gollum había ido arrastrándose paso a paso, milla a milla, lentamente y al
fin había llegado a la Tierra de Mordor.
Hubo un pesado silencio en el cuarto. Frodo alcanzaba a oír los latidos de su
propio corazón. Hasta parecía que fuera todo estaba en silencio. Los tijeretazos
de la podadora de Sam habían callado.
—Sí, a Mordor —repitió Gandalf—. ¡Ay! Mordor atrae a todos los seres
perversos y el Poder Oscuro pone toda su voluntad en reunirlos allí. El Anillo del
enemigo dejaría también su marca, preparando a Gollum para cualquier
requerimiento. Todo el mundo hablaba de la nueva Sombra en el Sur y de cómo
odiaba al Oeste. Allí estaban sus nuevos amigos, que lo ayudarían a vengarse.
» ¡Tonto infeliz! En aquella tierra aprendería mucho, demasiado para sentirse
cómodo. Tarde o temprano, cuando estuviera atisbando y acechando en las
fronteras, lo apresarían para interrogarlo. Creo que así fue. Cuando lo
descubrieron, hacía tiempo que había estado allí y se preparaba para regresar en
alguna misión malévola. Pero eso no nos interesa ahora; el daño principal ya