Page 821 - El Señor de los Anillos
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Sam lanzó un grito y blandió a Dardo, pero la vocecita se ahogó en el tumulto.
Nadie la había escuchado.
La gran puerta se cerró con estrépito. Bum. Del otro lado golpearon
sordamente las grandes trancas de hierro. Bam. La puerta estaba cerrada. Sam
se arrojó contra las pesadas hojas de bronce, y cayó sin sentido al suelo. Estaba
afuera y en la oscuridad. Y Frodo vivía, pero prisionero del enemigo.