Page 53 - III Concurso Literario
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CATEGORÍA: 7
                  DISTINCIÓN: Mención
                  CUENTO: Semana 39
                  SEUDÓNIMO: El doble
                  AUTOR: Milagros Berges
                  GRADO: 7º A

                                                            Semana 39

                  Mis papás estaban muy felices de que su primer hijo iba a llegar al mundo. Sentían una
                  alegría inmensa, me estaban esperando con ansias. Todo estaba bien, cumplían con las
                  consignas médicas y me cuidaban mucho. Yo estaba muy cómodo hasta incluso mi mamá
                  me hacía mimos en mi cabecita.

                  A las 39 semanas, algo cambió. Nada estaba igual. Sentía a mí mamá un poco triste, pero
                  al poco tiempo se le pasó.

                  A los 7 días, nací. Mi primera imagen fue la de mis padres con una sonrisa de oreja a
                  oreja. Conocí a toda mi familia. Mi mamá se llamaba Celeste y mi papá Agustín. Mami era
                  hermosa. Tenía ojos verdes que brillaban como diamantes, pelo rubio tan reluciente como
                  el sol y era alta. Me enamoré, era mi chica ideal.

                  Ellos eran los mejores, me consolaban cuando estaba llorando, me daban muchos besos
                   y abrazos, me hacían dormir profundamente y la leche de mamá era muy rica.

                  Diariamente, papá se  iba a  trabajar  cuando  yo estaba durmiendo  y  mamá  se  quedaba
                  todo el día para mí solito. Me prestaba toda la atención y filmaba cada cosa que hacía. Lo
                  que más me gustaba era jugar con la pelota.

                  Los años fueron pasando y yo fui creciendo. Cada vez era más alto y más morrudo.

                  A  los  dos  años  empecé  a  ir  al  jardín,  donde  iba  medio  turno  y  tenía  muchos  amigos.
                  Vestía  un  delantal  de  color  azul  con  bordes  blancos  que  mucho  no  me  gustaba.  Las
                  maestras  me  querían  y  me  decían  que  era  muy  tierno  mientras  me  apretaban  los
                  cachetes.

                  Hasta que un día empecé a sentir una molestia en mi espalda, era raro, les pregunté a
                  todos  si  tenía  algo  como  una  picadura  o  un  granito,  pero  no.  Tenía  una  malformación
                  extraña, muy extraña, me habían empezado a crecer alas. Ese mismo día me largué a
                  llorar.  Estaba  triste. Era  el  único  chico que  conocía  que  tenía  alas.  Aunque  viéndole el
                  lado bueno iba a poder trasladarme rápidamente de un lado a otro.

                  Empecé  primer  grado  pensando  que a  mis  amigos  les  iban  a  encantar  mis  alas.  Todo
                  nene sueña con poder volar. Pero esta vez no fue así, lo primero que me dijeron fue:
                  -¿Qué te pasó Santino? ¿Te chocaste con un pájaro? – todos mis compañeros se rieron.
                  De ahí en más sentí que me había quedado sin amigos, que mí vida no iba a ser igual que
                  antes. Todos me iban a hacer burla y se iban a reír de mí.

                  Así fue, todos mis días empezaron a ser igual de aburridos. Me levantaba, me lavaba los
                  dientes, desayunaba e iba para el colegio. Allí, al elegir nuestro lugar en los bancos me
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