Page 12 - LA EDUCACION INVISIBLE
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18  La educación invisible

               retocan, y las leyes se presentan y se publican, la sociedad a
               la que se dirigía la reforma de turno ya no es la que era. Co-
               rremos detrás de una liebre que no se deja atrapar. La inercia
               y las formas nos ocultan el fondo de lo que está sucediendo,
               como si intentásemos plasmar en unas pocas fotografías
                  Muestra gratuita
               imágenes continuas. En realidad, los docentes de hoy son
               malabaristas que caminan sobre una cuerda frágil e insegu-
               ra, porque nunca hay que olvidar una cuestión fundamental:
               educar es mucho más que instruir.
                 En esta contradicción, en esta pugna diaria entre fondo y
               forma, tenemos que mantener el equilibrio, y no es fácil. En
               cambio, es apasionante, y nos obliga a realizar una investiga-
               ción continua del estado anímico de cada alumno, que aca-
               ba  convirtiéndose,  o  así  debería  ser,  en  el  protagonista  del
               desarrollo de su talento. Una educación de calidad siempre
               ha tenido por sólido fundamento los valores, las actitudes, el
               sentido de avance, la imaginación, la pasión, las emociones.
               Y muchas de estas condiciones —las más importantes— no
               aparecen en los decretos.
                 Y el problema central reside precisamente en esta parado-
               ja, en la distancia existente —y seguramente es mejor que
               sea así— entre la vida profunda y fértil del aula y el mapa li-
               mitado de los programas o las tendencias del momento. La
               escuela tuvo el monopolio de la formación durante el pasado
               siglo, pero la presencia masiva del mundo digital aporta una
               cantidad de estímulos y de información que ninguna institu-
               ción educativa puede abarcar. La liebre sigue corriendo.
                 En este sentido, la escuela debe actuar como gestora y ca-
               nalizadora de esta cantidad ingente de información, pero sin
               olvidar nunca las verdaderas finalidades. Al final, el alma, lo
               invisible, es lo que nos define como educadores. Convivir en
               el aula, educar, conlleva una responsabilidad enorme. No nos


                                                        © narcea s. a. de ediciones






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