Page 19 - tan bueno como el pan
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David Franco




                        En medio de este ambiente, Carlos Pane confirmó su vocación al sacerdocio recibiendo
                     las llamadas órdenes menores y mayores. En La Spezia, el 15 de junio de 1878, a manos
                     de monseñor José Rosati, obispo de Sarzana, se le confirió el rito de la tonsura, por la
                     cual se le cortó un trozo de cabello de la coronilla como signo de su consagración a Dios:
                     una antigua práctica que ya no se realiza. Algunos meses después, en Albenga, recibió de
                     manos de su obispo monseñor Gaetano Alimonda la ordenación subdiaconal en setiembre
                     de 1878. Esta ordenación tampoco se realiza en la actualidad.
                        A fines de ese año, en Génova el 21 de diciembre de 1878 recibió la primera de las
                     órdenes mayores: la ordenación diaconal, de manos de monseñor Salvador Magnasco. Y
                     finalmente, el 7 de junio de 1879, Carlos Pane fue ordenado sacerdote salesiano en Génova
                     por el mismo monseñor Magnasco, arzobispo de esa arquidiócesis. Tenía 23 y un difícil
                     camino por delante.
                     Utrera: la primera experiencia misionera


                        El mismo día de la ordenación sacerdotal, coincidentemente, en España se escribía una
                     carta para Don Bosco. Era el 7 de junio de 1879 y el Arzobispo de Sevilla enviaba este
                     mensaje hasta Valdocco, en Turín: “Sería cosa muy grata para mí si mi diócesis fuera la
                     primera en España en recibirlos”. Esta misiva era una invitación para que los Salesianos se
                     instalen en el territorio español.

                        En la víspera, el 6 de junio, Santiago Calvo de la Banda y Aragón, marqués de Casa Ulloa,
                     había escrito una carta al Arzobispo de Sevilla para solicitarle que gestione la llegada de
                     los Salesianos a Andalucía. Su deseo era que funden una casa para niños huérfanos en la
                     ciudad de Utrera, ubicada al sur de España. Para ello ofreció costear todos los gastos de esa
                     obra por cuatro años: una oferta muy atractiva. Por eso el Arzobispo se apuró en escribirle
                     a Don Bosco. Era una oportunidad única.
                        Don Bosco aceptó la propuesta, aunque no pudo efectuarla inmediatamente. No tenía
                     sacerdotes disponibles para esa misión: todos tenían tareas asignadas en las diversas casas
                     de la congregación en Europa y América.

                        El santo fundador ofreció al Arzobispo de Sevilla enviar sacerdotes salesianos en octubre
                     de 1879. Pero viendo que no iba a ser posible, cambió la fecha hasta fines de 1880. Sucede
                     que tenía muchos pedidos por atender: al mismo tiempo, desde América, le escribían
                     pidiéndole el envío de más refuerzos. Don Bosco debía hacer malabares para distribuir a
                     pocos sacerdotes en muchas obras, a ambos lados del océano Atlántico.
                        Finalmente, se logró reunir a un grupo de salesianos a inicios de 1881. Entre ellos se
                     encontraba el padre Pane, de 24 años. Don Bosco lo eligió porque ya sabía algo de español:





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