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Tan bueno como el pan




                     recordemos que lo había aprendido mientras se preparaba para la expedición misionera a
                     Argentina, a la que finalmente no pudo ir.
                        El 16 de febrero de 1881, él y sus hermanos ingresaron a Utrera, en la provincia de
                     Sevilla. Sin pensarlo, Pane ya se había ganado un pequeño lugar en la historia salesiana:
                     sería recordado como uno de los fundadores de la primera obra de Don Bosco en España.
                     Pane permaneció en ese país hasta 1887, en que volvió a Italia, dominando muy bien el
                     idioma español.

                     Un libro y un naufragio

                        Gracias al trabajo de Pane y sus compañeros, la obra de Don Bosco se hizo muy
                     conocida en España. Un sacerdote de ese país, el fraile franciscano Luis Torrá, se animó
                     a comprar un libro sobre la vida de Don Bosco que se vendía en las librerías españolas.
                     Estaba tan interesado en conocer al fundador de los Salesianos que no le importó que el
                     libro estuviera en francés.
                        Por esas cosas del destino, el fraile franciscano fue enviado por sus superiores a Lima
                     y trajo el libro consigo. Se instaló en el antiguo Convento de los Descalzos del Rímac,
                     ubicado al final de la famosa Alameda del mismo nombre, y allí comenzó a traducirlo del
                     francés al español.

                        Cuando lo terminó, tomó un barco hacia otro lugar del Perú. Pero, en el viaje, el barco
                     comenzó a hundirse. El fraile Torrá, que sabía de la devoción de Don Bosco y los Salesianos
                     por María Auxiliadora, se encomendó a ella. Al parecer, le rezó con mucha devoción. Pudo
                     llegar a salvo a la costa y salvarse de morir ahogado. En ese entonces era el 5 de julio de
                     1884.

                        Fray Torrá estaba convencido de que su salvación había sido un milagro de la Virgen.
                     Para que todos lo supieran, y para que conozcan a Don Bosco y a María Auxiliadora,
                     publicó en Lima un libro con la biografía de Don Bosco que él había traducido del francés
                     al español. Allí también narró su experiencia en el naufragio del barco.

                        El libro cumplió su objetivo: hizo que en el Perú de aquel momento se conociera el
                     trabajo de los Salesianos y Salesianas con la juventud. Esto daría origen a la llegada de Pane
                     a esta república algunos años después.
                     Últimos días con Don Bosco

                        En 1887, el padre Pane dejó España y regresó a Turín para acompañar a Don Bosco en
                     su último año de vida. Allí se le pidió que presentara un número en homenaje a Don Bosco
                     con motivo de su onomástico.





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